El Rojo encara la Copa Sudamericana con la ilusión a tope tras un buen arranque de temporada. El debut será en la altura de Potosí contra Nacional, un rival que promete ser una parada brava. El viaje hasta allá es toda una odisea, pero el equipo de Vaccari va por todo, a lo Bilardo.
El Rey de Copas vuelve al ruedo internacional
La Sudamericana: ¿El renacer del Rey de Copas?
Después de dos años de abstinencia copera, Independiente vuelve a las grandes ligas del continente. Y qué mejor que la Copa Sudamericana, torneo que el Rojo ya supo conquistar dos veces, para volver a demostrar su estirpe. Este martes, a las 19, la pelota empieza a rodar en el Víctor Manuel Ugarte de Potosí, donde el Rey de Copas se medirá con Nacional Potosí en un partido que promete ser más picante que un asado con chimichurri. Guaraní de Paraguay y Boston River de Uruguay completan el Grupo A, un grupo que, si bien no es la muerte, tampoco es para andar con Florentino Pérez.
Un camino empinado hacia la gloria
El último baile del Rojo en la Sudamericana fue en 2022, cuando quedó afuera en fase de grupos a pesar de haber ganado cuatro partidos. Sí, leyó bien, ganó cuatro partidos y quedó afuera. Un papelón digno del Palermo de Caruso Lombardi en sus peores épocas. Pero este Independiente parece tener otra pasta. Con Julio Vaccari en el banco, el equipo levantó cabeza en el torneo local, pelea la punta y hasta se ilusionó con la Libertadores (hasta que Boca, ya eliminado, la consiguió).
La racha positiva y la goleada 4-0 a Godoy Cruz en el Libertadores de América – Ricardo Enrique Bochini inyectaron una dosis de optimismo en el hincha. “El hincha hace bien en ilusionarse”, dijo Vaccari en conferencia de prensa, con una frase que sonó a «la tenemos adentro» pero con más elegancia. Y Gabriel Ávalos, el goleador, fue más al hueso: “Vamos a dar pelea en cualquier lado”. O sea, se la banca como Mostaza Merlo en Deportivo Italiano.
Potosí: Una travesía a la altura del desafío
Pero no todo es color de rosa. El viaje a Potosí es una verdadera odisea. Casi 4.000 metros de altura, caminos sinuosos y una logística que parece salida de una película de Indiana Jones. Para minimizar el impacto de la altura, el plantel viajó en charter a Sucre y de ahí, en camionetas, hasta Potosí, emulando la estrategia de Estudiantes y Boca en sus incursiones bolivianas. Una movida digna del Chacho Coudet en sus tiempos de Rosario Central.
El debut en la Sudamericana es clave. Un buen resultado en la altura sería un golpe de efecto, un mensaje a los rivales de que este Independiente va en serio. Vaccari y sus muchachos saben que el camino es largo y complicado, pero la ilusión está intacta. A lo Riquelme en el 2000, este equipo va por todo.