Kevin Castaño, el nuevo refuerzo de River, acumula millas como un avión de Aerolíneas Argentinas. Entre su llegada desde Rusia, la presentación en el Monumental y la convocatoria a la Selección Colombia, el volante ya superó los 16.000 kilómetros de vuelo. Un verdadero trotamundos que, encima, se perderá el partido de Copa Argentina contra Ciudad de Bolívar.
El colombiano Kevin Castaño llegó a River y, como si fuera poco el cambio de club, de país y de continente, en una semana acumuló más millas que el pasaporte de Eber Ludueña.
Castaño, el trotamundos Millonario
Recién llegado de Rusia, donde jugaba en el Krasnodar, Castaño aterrizó en Ezeiza el martes pasado para sumarse al plantel de Martín Demichelis. La bienvenida fue a puro bombo y platillo, con hinchas, cámaras y la expectativa propia de un refuerzo que promete. Pero el pibe ni tuvo tiempo de acomodar los botines en el vestuario: apenas cuatro entrenamientos después, ya estaba arriba de otro avión rumbo a Brasilia para unirse a la Selección Colombia. ¿Jet-stress le dicen, Micho?
Entre Rusia, Estambul, San Pablo, Ezeiza y Brasilia, el volante lleva más de 16.000 kilómetros recorridos. Un trajín digno de un partido de pretemporada contra el Real Madrid en Japón. ¡Casi un Castaño y sus cuarenta ladrones de aeropuertos!
River Plate –
La llegada de Kevin Castaño para sumarse con su selección
Video: Selección de Colombia
Baja sensible para la Copa Argentina
En Colombia, Castaño es considerado una pieza clave del recambio generacional. Néstor Lorenzo, el DT cafetero, lo tiene entre sus preferidos. Jugará contra Brasil y Paraguay por Eliminatorias, así que recién volverá a Núñez el jueves 27. Traducción: se pierde el partido de Copa Argentina contra Ciudad de Bolívar. ¿Lo extrañará Demichelis? Habrá que ver si el equipo lo siente como se siente la falta de un asado el domingo.
Recién podrá volver a vestir la banda roja el fin de semana del 29 o 30 de marzo, cuando River enfrente a Rosario Central por la Liga Profesional. Mientras tanto, a seguir sumando millas y a esperar que el pibe llegue con las turbinas a pleno para demostrar los 13.8 millones de dólares que pagaron por él.