Daniel Oldrá, tras una emotiva despedida de Godoy Cruz, asume la dirección técnica de Instituto. El Gato, entre lágrimas y una sentida carta, deja el club de sus amores para encarar un nuevo desafío. ¿Estará a la altura del Bambino Veira en la Gloria?
El Gato Oldrá pega el salto: De Godoy Cruz a Instituto con el corazón en la mano
Daniel Oldrá, un nombre que resuena en Mendoza como el de Messi en Barcelona, deja Godoy Cruz tras una larga y fructífera trayectoria. El Gato, como le dicen los hinchas, no pudo contener las lágrimas al anunciar su partida del club que lo vio nacer y crecer, tanto como jugador como en su faceta de entrenador. ¿Se imaginan a Maradona dejando Boca? Bueno, algo así sintieron los mendocinos. Asumirá esta semana la conducción de Instituto, luego de acordar su salida del Tomba, donde continuaba trabajando en las divisiones inferiores tras haber dirigido al equipo en Primera hasta 2023.
El cambio de aire se da en medio de rumores que indicaban que Oldrá no se sentía del todo valorado en su rol en las juveniles. Un poco como cuando Ruggeri se fue de la Selección por diferencias con Passarella, ¿se acuerdan? Acá la cosa no llegó a tanto, pero se entiende la analogía. La intención del DT es debutar en la fecha siguiente del Apertura, contra Sarmiento de local, y no en el próximo partido contra Rosario Central, dándole tiempo de acomodarse a la nueva camiseta.
Daniel Oldrá –
Oldrá lloró al despedirse de Godoy Cruz
El Gato daba una entrevista y se quebró. Fuente: Canal 7 de Mendoza.
Una carta que conmueve hasta al Beto Alonso
«Nunca pasó por mi cabeza que este momento iba a llegar. Decirle hasta luego al club que fue mi casa no estaba en mis planes», así comienza la sentida carta que Oldrá publicó para despedirse de los hinchas del Tomba. Palabras que retumban como un gol de Palermo en la Bombonera.
En la misiva, el Gato repasa sus 50 años ligados a Godoy Cruz. «Godoy Cruz no es parte de mi vida, es mi vida», afirma contundentemente, dejando en claro el profundo vínculo con la institución. Recuerda el ascenso de 1994, el día que colgó los botines en 2002 y su posterior labor en las inferiores del club. Agradece a dirigentes, entrenadores, jugadores y, por supuesto, a la hinchada que siempre lo bancó a muerte. Algo así como la relación de Francescoli con River.
«Jamás oculté el amor por Godoy Cruz», sentencia Oldrá, asegurando que este es solo un hasta luego. Un final digno de una película de Campanella, ¿no? Ahora, el desafío es grande: llevar a Instituto a lo más alto. ¿Podrá el Gato hacer magia en Alta Córdoba? El tiempo, como decía Mostaza Merlo, dirá.