Matías Giménez Rojas volvió a la titularidad en Independiente después de una larga lesión, pero el partido contra Banfield se suspendió por la lluvia. El delantero no pudo destacarse mucho, pero se mostró contento con el rendimiento del equipo.
La vuelta de Giménez Rojas y el diluvio en el Sur
El domingo, en el Florencio Sola, fue un día de esos que te hacen acordar a la frase del Bambino Veira: «el fútbol es dinámica de lo impensado». Matías Giménez Rojas, el delantero que venía de una lesión jodida de rodilla, como la que tuvo el Beto Alonso en el ’85, volvió a ser titular para Independiente. Parecía que Julio Vaccari se la iba a jugar con Ávalos, pero metió un cambio de frente a lo Menotti y puso al pibe Rojas de arranque.
Un partido para el olvido
El delantero, con más ganas que fútbol champagne, metió un par de cabezazos a lo Palermo en sus mejores épocas, pero le faltó puntería. Jugó mucho de espaldas, como si fuera un defensor central en un picado de barrio, y la verdad que le costó agarrar la pelota de frente y encarar. Para colmo, el partido se convirtió en un verdadero balet acuático por la lluvia torrencial. La cancha parecía la pileta del Parque Norte un domingo a la tarde, imposible jugar. A los 23 del segundo tiempo, el árbitro, haciendo gala de un sentido común que a veces brilla por su ausencia, decidió suspender el partido.
El propio Giménez Rojas, después del partido, declaró: “Cuando arrancó el partido la pelota rodaba y se frenaba en otras partes. Cuando volvimos del entretiempo, se veía que la cancha estaba peor. No se podía jugar”. Y sí, Matías, hasta Bilardo te lo diría: con semejante laguna, era imposible gambetear. Más allá del chaparrón y la actuación deslucida, el delantero se mostró positivo: “Estamos contentos, el grupo está muy unido”. También tiró un «me sentí bien en lo individual», que sonó a autoconvencimiento, pero bueno, la actitud es lo que cuenta. Habrá que ver si en el próximo partido, con menos agua y más fútbol, Giménez Rojas puede demostrar que la lesión quedó atrás y está para pelearla como un Mostaza Merlo en la mitad de la cancha.
