Racing no levanta cabeza y empató 4-4 contra Belgrano en un partido de alto voltaje. La Academia, que arrancó perdiendo 2-0, logró igualar y hasta ponerse en ventaja, pero la defensa sigue siendo un dolor de cabeza. El Pirata, con su garra característica, se llevó un punto valioso del Cilindro en un duelo que tuvo de todo y dejó más dudas que certezas.
Racing y Belgrano protagonizaron un festival de goles en Avellaneda que terminó en un 4-4 para el infarto. Si la idea era despabilar al hincha, lo lograron, pero a costa de un sufrimiento cardíaco. El partido tuvo todos los condimentos de un clásico de barrio: errores defensivos, goles de otro partido y un final de ida y vuelta que dejó a todos con el corazón en la boca.
El pitazo inicial en el Cilindro avisaba de un encuentro que no sería apto para cardiacos. Belgrano, sin tiempo para especulaciones, aprovechó las desatenciones defensivas de la Academia y con un par de zarpazos se puso 2-0. En ese momento, los fantasmas de la última temporada volvían a sobrevolar Avellaneda, generando más dudas que respuestas.
### La reacción de racing
Pero ojo, que Racing también tiene lo suyo, no es moco de pavo. Con la camiseta empapada de sudor y la rebeldía de un gladiador en el Coliseo, el equipo de Costas reaccionó. A fuerza de goles, emparejó el marcador y hasta se puso en ventaja, demostrando que, cuando se lo propone, tiene con qué. Sin embargo, la defensa, como le pasa a muchos equipos acá, sigue siendo el talón de Aquiles: cualquier ataque rival parece una oportunidad de gol.
El partido se transformó en un auténtico ring. Un golpe de Racing, respuesta del Pirata, y así sucesivamente. Ninguno de los dos equipos se guardó nada, y los goles llegaban como en una lluvia torrencial. El 4-4 final es el mejor resumen de un partido que tuvo de todo, menos equilibrio.
### Las declaraciones post partido
«Fue un partido raro, de muchos golpes para los dos lados», declaró Facundo Lencioni, autor de uno de los goles de Belgrano, en diálogo con ESPN. El mediocampista cordobés no dejó de reconocer el esfuerzo del equipo, pero también apuntó a que es necesario mejorar en la parte defensiva, que dejó mucho que desear a lo largo de los noventa minutos. Sus palabras, lejos de ser una simple excusa, son un llamado de atención para el equipo dirigido por el experimentado Guillermo Farré.
Por el lado de Racing, la sensación es agridulce. El empate, teniendo en cuenta cómo se dio el partido, es un punto, pero la defensa sigue siendo una preocupación mayúscula. ¿Será que necesitan un «catenaccio» a la argentina para dejar de sufrir en cada ataque rival?
Este partido, sin duda, quedará grabado en la memoria de los hinchas. No por la brillantez del juego, sino por la emoción desbordante y el festival de goles. ¿Será suficiente para que Racing termine de despegar? El tiempo lo dirá. Por ahora, lo que queda claro es que la adrenalina y la incertidumbre están a la orden del día en el fútbol argentino. Y a nosotros, eso, nos encanta.
