River espera el sorteo de la Copa Libertadores con la ilusión de siempre. Mientras tanto, se prepara para enfrentar a Talleres por Copa Argentina y el Muñeco Gallardo analiza la formación titular.
El Millonario a la espera del bolillero copero
Se palpita en el Monumental. Se respira Copa Libertadores. River, como siempre, está ahí, agazapado, esperando el sorteo de los octavos de final que se realizará este miércoles. La expectativa es grande, ¿a quién le tocará bailar? ¿Será un cruce accesible como el de la fase de grupos o se vendrá un Botafogo para ponerle picante a la cosa? Habrá que esperar, como decía Mostaza Merlo, “paso a paso”.
Gallardo y el rompecabezas para enfrentar a Talleres
Pero antes de pensar en la Libertadores, el Muñeco tiene otro partido en la cabeza: Talleres por Copa Argentina. El encuentro se jugará el miércoles 19 de julio en Mendoza y el DT ya está analizando la formación. Con la vuelta de Enzo Pérez después de su suspensión (¿volverá con la magia intacta, como el Beto Alonso en el ’86?), Gallardo tiene una duda que lo desvela: ¿Nacho Fernández o Pablo Solari? Es un dilema digno de Shakespeare, un Hamlet futbolístico. ¿Jugará el experimentado cerebro del equipo o la gambeta endiablada del pibe que desequilibra con su velocidad?
El resto del equipo parece estar definido. Armani en el arco, una defensa sólida, Enzo Pérez como el eje del mediocampo… Pareciera que el Muñeco ya tiene el once en la cabeza, pero conociéndolo, seguro nos tiene preparada alguna sorpresa, como cuando nos sacó campeón de América en Madrid. Bah, capaz que me fui al pasto, pero la ilusión es lo último que se pierde.
El sorteo: ¿un camino de rosas o un sendero de espinas?
Volviendo al sorteo copero, las posibilidades son infinitas. Podría tocarle un rival brasileño (¡que tiemblen los brasileños!), un equipo colombiano con garra o un club argentino en un nuevo superclásico continental (¿se imaginan otro River – Boca en cuartos?). Sea quien sea el rival, River saldrá a la cancha con la mística de siempre, a dejar la piel por la camiseta, como nos enseñó el Enzo Francescoli. Eso sí, esperemos que el bolillero sea benévolo y no nos cruce con un cuco en primera ronda, porque como dijo el Bambino Veira: «el que abandona no tiene premio».
