Gonzalo Tapia, el refuerzo de River, falló dos claras oportunidades de gol ante Instituto, generando preocupación en la hinchada. A pesar de su velocidad y desequilibrio, su falta de precisión preocupa, justo cuando se perfila como reemplazo de Solari. La victoria de River no opacó el debate sobre la necesidad de que Tapia mejore su puntería.
En el fútbol, como en la vida, no hay nada más frustrante que tener una oportunidad de oro y desperdiciarla. Y si no, que le pregunten a Gonzalo Tapia. El delantero chileno de River Plate tuvo la noche del miércoles, ante Instituto, dos ocasiones que cualquier 9 de raza hubiese mandado a guardar sin despeinarse. Pero claro, este no es un nueve de raza, al menos por ahora.
Tapia, llegado como refuerzo tras quedar libre de la U de Chile, ya había mostrado esta tendencia en la pretemporada. Velocidad tiene, eso nadie lo discute; potencia física también, y hasta genera desequilibrio. Pero, ¿qué pasa con el último toque? Si hasta Eber Ludueña en su época de gloria tenía más puntería.
El drama de la definición
Primero, fue un rebote que dejó el arquero Roffo tras un remate de Acuña. Tapia, con todo el arco a su merced, disparó desviado. Un tiro que salió tan lejos de la portería, que hasta el jardinero del Monumental podría haberlo atrapado. Y después, como si fuera una mala repetición, un mano a mano en los minutos finales. Tapia amagó, dudó y terminó mandándola por arriba. ¿Vieron cuando los relatores dicen «¡No, no puede ser! ¡La que se perdió!»? Bueno, exactamente eso. Pero para el hincha de River, no fue nada divertido.

Claro que el pibe tiene condiciones, se mueve bien por las bandas, es rápido y genera espacios, pero en el fútbol, los goles son los que valen y los hinchas lo saben. Y si no pregúntenle a Riquelme. La pregunta es: ¿Podrá Tapia sacarse esa maldición del último toque?
¿El sucesor de Solari?
Con la casi segura partida de Pablo Solari al Spartak de Moscú, Tapia tiene la gran oportunidad de mostrar su valía. Tiene características similares al «Pibe», puede jugar por las bandas y tiene llegada. Pero el hincha de River es exigente, y no se conforma solo con velocidad, quiere ver la pelota en la red. Colidio y Driussi tiene otras características de juego. Tapia se debe hacer valer por las bandas y meterla, sino vamos a estar como Argentina en 2002.

La victoria no tapa todo
River ganó 1 a 0, con un gol de Montiel, una alegría que quizás disimuló estos errores de Tapia, pero no borró la preocupación. El equipo de Gallardo necesita que sus delanteros estén finos, y Tapia tiene que despertar, sino, corre el riesgo de convertirse en el nuevo «gran ausente» del fútbol argnetino.
«Tapia primero fue a buscar con olfato de goleador el rebote de Roffo» comentaba el periodista de , quien también resaltó que «aunque su resolución no solo fue imprecisa porque su derechazo cruzado salió muy desviado, sino que pareció acelerada» cuando contaba con todo el tiempo del mundo.
Instituto (Córdoba) –