Los pases más insólitos de la Liga Profesional: ¿De dónde salieron?

Redacción Cuyo News
5 min
Cortito y conciso:

A días del inicio de la Liga Profesional, varios clubes sorprendieron con fichajes inesperados. Riestra se reforzó con jugadores del ascenso profundo, incluyendo un goleador de la Copa Potrero. Otros equipos, como Independiente Rivadavia y Belgrano, también apostaron por talentos de categorías inferiores. Además, algunos clubes sumaron jugadores del exterior, como Talleres con un brasileño y Unión con un ecuatoriano.

Con el telón de la Liga Profesional a punto de levantarse este viernes, la danza de nombres en el mercado de pases dejó varias jugadas que, cuanto menos, ameritan un «mirá vos». Mientras los grandes, léase Boca y River, se trenzaban en duelos de billeteras por figuras rutilantes, otros clubes, con presupuestos más ajustados, demostraron que el ingenio puede ser un gran aliado. Y así, varios terminaron pescando en el río revuelto del ascenso, ligas regionales e incluso otros países, generando más de una ceja levantada.

Riestra: El Malevo de los fichajes exóticos

Si hay un equipo que se ganó el título de «el más rebuscador» del mercado, ese es Deportivo Riestra. Con la billetera flaca, el Malevo se dedicó a bucear en las profundidades del fútbol argentino. Primero, se hicieron con los servicios de Juan Carlos Rolón, un arquero que hasta hace poco atajaba en la Primera B para UAI Urquiza. Como si fuera poco, también sumaron a Ariel Muñoz, un volante que viene de remar en el Federal A con Camioneros, y a Gabriel Obredor, un extremo que quedó libre de Villa Mitre de Bahía Blanca. Igual, lo más jugoso llegó con el fichaje de Mauro Smarra, un delantero de 25 años que, hasta hace poco, era un completo desconocido en la Liga Lujanense y el Regional Amateur, con el Club Deportivo Villa Corina. Lo curioso es que Smarra, cual cuento de hadas moderno, se destapó como goleador en la Copa Potrero organizada por el Kun Agüero, catapultándose directamente a la máxima categoría del fútbol argentino. Un verdadero salto de la C a la A, como diría Eber Ludueña.

Independiente Rivadavia de Mendoza, que al igual que Riestra se prepara para su segunda temporada, no se quedó atrás y siguió la misma lógica. Los mendocinos sumaron a Juan Ignacio Barbieri y Alejo Osella, ambos provenientes de Deportivo Armenio, y a Matías Fernández, un mediapunta picante que conoció las canchas de Excursionistas, todos ellos con pasado reciente en la Primera B. Una clara muestra de que el fútbol argentino sigue siendo una cantera inagotable de talentos, aunque, a veces, poco conocidos por el gran público.

Belgrano y la apuesta por el talento cordobés

Belgrano de Córdoba, que festejó el regreso de Lucas Zelarayán como si hubieran ganado la final de la Libertadores, también tuvo su momento de «mirar para abajo». Los piratas hicieron la apuesta por Julián Mavilla, un volante creativo que llega desde Sportivo Las Parejas del Federal A. Un buen ejemplo de que, a veces, el mejor refuerzo no tiene que ser el más caro, sino el que más hambre de gloria tiene. Como Davo diría, «hay que buscar talentos donde otros no los miran».

Pero no solo de ascensos y ligas regionales se nutrieron los clubes argentinos. También hubo movimientos internacionales que dejaron tela para cortar. Talleres se mandó un «¡quéee!» al cerrar la incorporación de Rick, un delantero brasileño que viene de defender los colores del Ludogorets de Bulgaria. Por su lado, Unión, con el olfato de un perro sabueso, se trajo a José Angulo, un atacante ecuatoriano que, después de un paso turbulento por el viejo continente, vuelve al ruedo, luego de una sanción de cuatro años por dar positivo por cocaína. Un verdadero «ave fénix» del fútbol, que va por una segunda oportunidad en Argentina.

En resumen, este mercado de pases nos dejó en claro que, en el fútbol argentino, la sorpresa puede estar a la vuelta de la esquina. Mientras los grandes se pelean por los nombres rutilantes, los otros clubes demuestran que talento, hay, y está en todos lados. Una verdad que merece ser debatida y, por qué no, comentada hasta el cansancio en cada mesa de café.

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