El culebrón del posible regreso de Leandro Paredes a Boca Juniors sumó un nuevo capítulo, aunque esta vez con sabor amargo. A pesar del deseo mutuo y las charlas con Riquelme, el pase no se concretó en este mercado. ¿Será en junio la vencida? Los números, los euros y hasta algún que otro dardo en redes sociales complican la novela.

La novela tuvo varios capítulos, pero el final, al menos por ahora, no fue el esperado. Leandro Paredes, ese volante con perfume de potrero que salió de las inferiores, coqueteó fuerte con la idea de volver a Brandsen 805. Las charlas con Juan Román Riquelme, como si fueran dos amigos que se reencuentran después de mucho tiempo, ilusionaron a propios y extraños. Pero, como suele ocurrir en el fútbol (y en la vida misma), los números cantaron otra melodía.
Es que, a pesar del «hambre» de Paredes por volver a vestir la azul y oro, y de la gestión de Román para repatriarlo, las negociaciones se empantanaron. Aquello que parecía un romance de película, digno de un film de Campanella, terminó con un «hasta luego». ¿Habrá segunda parte?
Desde Boca sabían que la patriada era complicada, más difícil que marcar a Pelé en el ’70. Sin embargo, la insistencia de ambas partes hizo que se avanzara más de lo previsto. Tanto que, en un momento, pareció que la vuelta era inminente y solo faltaba pulir los detalles del contrato.
Ahí fue Troya. La oferta formal era tentadora: cuatro años y un salario acorde a las estrellas, onda Cavani. Pero Paredes (o mejor dicho, su representante) contraofertó, buscando acercarse a los billetes que recibe en la Roma. Y, como si fuera poco, apareció otro obstáculo: el vínculo vigente con el club italiano, que obligaba a Boca a desembolsar una suma considerable.
## Boca y Paredes: ¿Esperar o invertir?
La pregunta que se hacían en Brandsen 805 era si valía la pena poner toda la carne en el asador ahora o esperar unos meses y evitarse un gasto millonario. Riquelme, astuto como nadie, sabe que Paredes podría quedar libre a mitad de año, cuando venza su contrato con la Roma.
Si bien existe una cláusula de renovación automática, no es tan sencilla de ejecutar y requiere un acuerdo entre las partes. Por eso, y porque confían en que el jugador no necesita adaptación (¡si ya conoce el jardín de su casa!), la idea de ahorrarse unos cuantos millones suena atractiva.
Así las cosas, la mira está puesta en junio. El problema es que en el fútbol, como en el truco, nunca se sabe qué carta puede aparecer debajo de la manga.
Leo Paredes no volverá a Boca en este mercado de pases
## ¿Resentimiento o futuro romance?
El entorno de Paredes no quedó del todo conforme con el desenlace. Creen que, teniendo en cuenta su edad, su presente en Europa y su lugar en la Selección, la propuesta podría haber sido más generosa.
Además, no faltaron los «opinólogos» de redes sociales, esos que se creen Bilardo pero nunca dirigieron ni un picado en el baldío, que criticaron duramente al jugador. Hashtags agresivos, mensajes hirientes… un combo explosivo que no ayudó en nada.
Pero ojo, que esto no significa que la puerta esté cerrada. Según allegados al jugador, Paredes dejó abierta la posibilidad de retomar las conversaciones en los próximos meses. El tema es que, como decía Mostaza Merlo, «paso a paso». En Boca quieren asegurarse el contrato antes de junio, pero temen que aparezca otro club con una oferta más suculenta. Como no hubo promesa de amor eterno, todo puede pasar.

### Redes sociales y dardos familiares
El malestar se hizo evidente en las redes sociales. Leo Paredes, con un dejo de ironía, compartió una frase en su Instagram: «No juzgues a una persona sin saber la verdad». Como para que quede claro que no todo lo que brilla es oro (ni todo lo que se dice es cierto).
Pero el que no se guardó nada fue su padre, Daniel, que publicó una historia aún más picante: «No se olviden de comer frutas, tomar agua y cerrar el *rto cuando no saben». Un mensaje que, aunque no iba dirigido a la dirigencia de Boca, dejó en claro el fastidio familiar.

En definitiva, la novela de Paredes y Boca sigue abierta. ¿Tendrá un final feliz? Solo el tiempo (y los billetes) lo dirán. Mientras tanto, los hinchas xeneizes se aferran a la ilusión, como aquel que espera el colectivo 60 en Constitución un día de lluvia. La esperanza es lo último que se pierde.