River Plate, bajo la batuta de Marcelo Gallardo, probó con una línea de tres en el clásico contra San Lorenzo, pero la movida no cuajó. El equipo mostró falta de fútbol y funcionamiento, con varios jugadores en niveles individuales por debajo de lo esperado. Los cambios tácticos no lograron el efecto deseado y el equipo volvió a dejar dudas.
El experimento de Gallardo con la línea de tres en el Nuevo Gasómetro resultó ser un fiasco, dejando al equipo de River nuevamente sin ideas claras y con un rendimiento que deja mucho que desear. A pesar del cambio de esquema, los jugadores no lograron la conexión necesaria, evidenciando bajos niveles individuales en un partido que no hizo más que generar más preguntas que respuestas.
Uno por uno, un análisis sin anestesia
Franco Armani (6): Salvó un par de jugadas clave, aunque concedió un rebote peligroso en el gol anulado. En general, cumplió sin grandes sobresaltos. Un clásico Armani, sin ser figura pero siempre cumplidor.
Gonzalo Montiel (6): En la primera mitad, se dedicó más a ser un extremo por derecha que un lateral, aunque sin mucho éxito. En el segundo tiempo, tuvo más trabajo defensivo y cumplió con su habitual firmeza. Cachete es como esos vinos que nunca defraudan.
Lucas Martínez Quarta (4): Se notó incómodo con la línea de tres, fallando en la marca y en la salida de balón. Para colmo, una amarilla lo mandó al banco antes de tiempo. Un partido para el olvido del defensor.
Germán Pezzella (5): Jugando como líbero, intentó ordenar la defensa, pero no terminó de dar seguridad. Con la línea de cuatro, se sintió más cómodo, aunque aún no muestra su mejor versión. Alguien debería decirle que esto no es un amistoso.
Paulo Díaz (7): El más destacado de la defensa, tanto con línea de tres como de cuatro. No solo fue clave en defensa, sino que además habilitó a Lanzini en una jugada que merecía un mejor destino, además de estrellar un cabezazo en el travesaño. El chileno dejó en claro por qué es una pieza fundamental.
Marcos Acuña (6): Volante por izquierda en la primera mitad, fue de lo más movedizo en ataque, generando peligro con sus centros. En el segundo tiempo, mostró rebeldía y ganas, aunque sin mucha compañía en un equipo muy largo e inconexo. El huevo, lo puso.
Lo mejor del empate entre San Lorenzo y River
Giuliano Galoppo (5): Trabajador, pero sin mucha chispa en zonas de ataque. Se adapta a los cambios de esquema, pero todavía le falta para ser determinante. Un comodín que necesita más cartas en mano.
Enzo Pérez (5): Los rivales ya le agarraron la mano y lo neutralizan fácilmente. Pierde el control del mediocampo y eso afecta a todo el equipo. A sus casi 39 años, le cuesta más correr y relevar. La edad no viene sola, dicen.
Manuel Lanzini (4): Una asistencia a Borja es lo más rescatable de su partido. Lo de siempre: frágil, superado por la juventud rival, poca presión y sin remate. Su titularidad sigue siendo un misterio a estas alturas. ¿Alguien le explica qué es un partido de fútbol?
Sebastián Driussi (6): Aportó algo de juego de calidad, conectando con sus compañeros. Se nota que necesita rodaje, pero dejó destellos de su calidad. Una luz en medio de la oscuridad.
Miguel Borja (3): Tuvo una chance clara y la desperdició. A veces, da la sensación de jugar con uno menos, sin aportar demasiado al equipo. Si no convierte, su presencia en la cancha es casi testimonial. Un delantero que no está generando incendios sino más bien… frío.
Ingresaron:
Rodrigo Aliendro (4): Entra, y el esquema cambia, pero su rendimiento no. No influye en el juego y no se entiende su rol de primer cambio si el objetivo es ganar. Un cambio que pide a gritos una explicación lógica.
Ignacio Fernández (4): Casi ni tocó la pelota. Se comió un caño de novela y mostró que su vuelta fue, por ahora, un fiasco. Una sombra de lo que alguna vez fue. El regreso de un ídolo que se desvaneció.
Facundo Colidio (4): Entró con la idea de generar peligro en el área, pero no logró absolutamente nada. Blandito y sin ideas. Un papelito al viento.
Matías Rojas (5): Al menos hizo un poquito de ruido. En un River donde el que hace «al menos algo» es el mejor, el paraguayo mostró algo de iniciativa. Pero poquito. Parece que juega con el freno de mano puesto.
Santiago Simón (5): Prácticamente no entró en juego. Sigue siendo un misterio por qué es una opción en River. Un enigma sin respuesta.
Marcelo Gallardo (4): Sorprendió con la línea de tres, pero no funcionó. Enzo Pérez fue neutralizado, Lanzini no desequilibró y los laterales no fueron opción en ataque. Aunque se entiende el proceso de construcción, es difícil comprender que River no genere peligro y siga insistiendo con jugadores que no rinden. La falta de lectura en el mercado de pases también preocupa. Ojalá el equipo empiece a crecer, pero el horizonte se ve lejano. ¿Será que el Muñeco ya no tiene la varita mágica?
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