A 35 años del escándalo, River y Barcelona de Guayaquil se vuelven a ver las caras. Un recuerdo imborrable para los hinchas del Millonario, con un penal fantasma, agresiones policiales y la amenaza de abandonar la Copa.
River y Barcelona: un reencuentro con olor a Libertadores y a escándalo
River y Barcelona de Guayaquil se cruzan esta noche por Copa Libertadores después de 35 años. El último antecedente, una semifinal copera en 1990, dejó una herida abierta en el corazón del Millonario: eliminación por penales en un partido envuelto en polémica, con un arbitraje sospechoso, agresiones y un penal fantasma que todavía se discute. ¿Se repetirá la historia? ¿O el Millonario podrá sacarse la espina?
El historial: de las goleadas a la noche negra en Guayaquil
Si bien el historial entre ambos equipos es corto, los cuatro partidos disputados en Libertadores fueron de alta intensidad. En 1986, River, con un Veira inspirado en la dirección técnica, apabulló al Barcelona con un 3-0 en Guayaquil y un 4-1 en el Monumental, resultados clave en su camino a la primera Libertadores. Pero en 1990, la historia fue otra. Un triunfo por penales para los ecuatorianos en medio de un escándalo monumental -y nunca mejor dicho, teniendo en cuenta la sede del partido- dejó a River masticando bronca y reclamando a la Conmebol.
1990: sacacorchos, un penal para el museo y la amenaza Millonaria
La semifinal de 1990 en Guayaquil fue digna de una película de Olmedo. Un penal inexistente a favor de Barcelona, jugadores locales con sacacorchos en la cancha -al mejor estilo Mostaza Merlo-, policías agrediendo a los jugadores de River y un penal fantasma que el árbitro peruano Carlos Montalván pareció cobrar para River… hasta que una invasión de hinchas locales lo hizo cambiar de opinión en un abrir y cerrar de ojos. Un verdadero papelón, como la vuelta olímpica de Boca en la Bombonera en la Libertadores 2015.

El contexto de esa Copa era tenso. La Conmebol había obligado a Nacional de Medellín a repetir un partido por amenazas de muerte a los árbitros. River también recibió mensajes anónimos en Guayaquil: "el partido está comprado". El clima era espeso y se podía cortar con cuchillo, como el asado de Mostaza.
La noche fatídica y el penal que nunca fue
El 12 de septiembre de 1990, River llegó a Guayaquil con la mínima ventaja del 1-0 en la ida. Pero el "Pestañita" Morales, arquero de Barcelona, se agigantó: le atajó un penal a Serrizuela en la ida y otro en la definición por penales en la vuelta. En el medio, un penal dudoso para el local, Acosta lo cambió por gol, y la expulsión de Passarella en el entretiempo. El partido fue a penales y ahí se desató el caos: Da Silva pateó, la pelota pegó en el travesaño, picó en la línea y salió. El árbitro dudó, pareció cobrar gol, los hinchas invadieron la cancha… y Barcelona festejó una clasificación que aún hoy genera debate. ¿Entró o no entró? A lo Palermo en Boca, digamos, pero con final más feliz para los ecuatorianos.
La definición por penales de la tanda entre Barcelona y River en la Copa Libertadores 1990
Las consecuencias: ¿River afuera de la Conmebol? Y Serrizuela, en la mira de Passarella
River protestó formalmente ante la Conmebol, incluso amenazando con no participar en futuras competencias. " Si no recibimos una respuesta satisfactoria, evaluaremos seguir en la Libertadores y la Supercopa ", dijo el dirigente Jorge Perillo en aquel entonces. Otra víctima de aquella noche fue Serrizuela, quien falló dos penales en la serie y a partir de ahí se ganó "la cruz" de Passarella, como él mismo relató años después: "Ahí me hizo la cruz".

Un triunfo para el recuerdo del Ídolo
Para Barcelona, la victoria ante River fue un hito. En su museo, se exhibe la camiseta de Morales de aquella noche y hasta uno de los arcos del Monumental de Guayaquil lleva su nombre. Un triunfo épico, aunque luego perdería la final contra Olimpia. Para River, una herida que aún perdura. ¿Podrá el Millonario tomarse revancha esta noche?