River Plate empató 1-1 con Platense en el debut del Apertura. El Millonario comenzó perdiendo por un grosero error de Armani, pero logró igualar sobre el final gracias a un cabezazo de Matías Rojas. El equipo de Gallardo mostró un flojo rendimiento en el inicio del torneo.
River Plate arrancó el Apertura con un empate 1-1 ante Platense en un partido que dejó más dudas que certezas. El equipo de Marcelo Gallardo, que venía de una pretemporada intensa y con varios refuerzos, no pudo mostrar su mejor versión y se vio superado por un Platense que planteó un partido inteligente y supo aprovechar los errores del millonario. El encuentro, disputado en Vicente López, tuvo de todo: un blooper de Armani, un gol agónico y un rendimiento general que deja tela para cortar.
¿Un Millonario con la pólvora mojada?
El partido comenzó cuesta arriba para River, con una falla garrafal de Franco Armani que le regaló el gol a Platense. El arquero, que no suele ser protagonista de este tipo de acciones, tuvo una noche para el olvido y su error condicionó el resto del encuentro. Si bien tuvo un par de intervenciones correctas, el blooper se robó el show y alteró el curso del partido. El equipo, lejos de mostrar la solidez que se le pide a un grande, se vio sobrepasado por momentos y dependió más de la épica que de una propuesta clara de juego. Para los que siguen el futbol argentino, es como ver un partido de Banfield en su peor momento, pero con la camiseta de River.
Gonzalo Montiel, en su regreso al club, fue de los pocos que entendió el partido desde el inicio. Se mostró como una opción constante en ataque, abriendo la cancha y generando peligro por la banda derecha. Sin embargo, su esfuerzo no alcanzó para desequilibrar y el desgaste físico hizo que tuviera que salir sustituido. Germán Pezzella, por su parte, tuvo algunos descuidos posicionales y dudas en el juego aéreo, generando preocupación en la defensa. Al igual que cuando Eber Ludueña jugaba de central: no inspira mucha confianza.

El mediocampo, un sector clave para cualquier equipo, tampoco brilló. Enzo Pérez, con imprecisiones poco habituales en su juego, no logró imponer su ritmo y se vio superado por la marca rival. Giuliano Galoppo y Maximiliano Meza, por su parte, no lograron conectarse con el ataque y pasaron desapercibidos, sin generar peligro ni sorpresa. El único que intentó, aunque con más garra que claridad, fue Manuel Lanzini. Pero, como diría Davo, «intentos no son goles» y el equipo careció de contundencia.
El blooper de Armani en River vs. Platense
Un salvavidas desde el banco
En el ataque, Facundo Colidio y Miguel Ángel Borja no lograron desequilibrar ni generar peligro, mostrando una falta de conexión con el resto del equipo. Las decisiones apresuradas y la falta de presencia en el área hicieron que Gallardo perdiera paciencia y los reemplazara. Pero ahí fue donde la banca se reivindicó. La entrada de Matías Rojas fue clave para el empate. El paraguayo, que llegó como refuerzo, mostró personalidad y oportunismo al convertir un cabezazo en el final del partido. Su gol, no solo rescató un punto, sino que generó esperanza de que la famosa » jerarquía» que tanto se menciona en el fútbol argentino, está presente.

Los demás cambios no lograron torcer el rumbo del partido. Gonzalo Tapia, Rodrigo Aliendro y Santiago Simón, que a estas altura de la liga, uno no entiende porque siguen jugando en Primera, ingresaron para intentar dar un revulsivo, pero tampoco lograron la conexión que necesitaba el equipo. Pablo Solari, por su parte, realizó lo que se espera de él: acciones individuales donde arriesga y alguna llega a buen puerto. En fin, un partido que dejó más preguntas que respuestas y donde River deberá mejorar mucho para aspirar a los primeros puestos.
El agónico gol de Rojas en Vicente López
Gallardo y la necesidad de un revulsivo
Marcelo Gallardo, el DT que tiene más crédito que un banco en este país, no pudo revertir el rendimiento de su equipo con los cambios y deberá buscarle la vuelta para que River despliegue su fútbol. Como diria un amigo: «Mucho nombre, pero poco juego». El equipo necesita generar más verticalidad y velocidad. Los pases al pie y las gambetas sin sentido no alcanzan para desequilibrar a un rival que se planta bien en defensa. La falta de un jugador que rompa líneas y genere sorpresa es evidente, mientras tanto los hinchas millonarios se preguntan: ¿cuándo aparecerá ese jugador clave en la cancha?.
River salvó un punto sobre el final, pero dejó muchas dudas en su debut. ¿Será este el comienzo de una temporada irregular? Solo el tiempo lo dirá. Lo que sí está claro es que el equipo deberá mejorar, y mucho, si quiere pelear por los primeros puestos. Si no que se lo pregunten a Enzo Francescoli.