Un nene con la 9 de Huracán y apellido Romagnoli en la espalda festejó en el clásico. ¿Cargada al Pipi? Un dirigente del Globo, familiar del ídolo de San Lorenzo, aclara la situación familiar y el fanatismo quemero que se respira en la familia.
¿Romagnoli de Huracán? La polémica familiar que despertó el clásico
Hay familias y familias, pero las familias futboleras argentinas son un universo aparte. Y ni hablar cuando se trata de un clásico. Imaginen la escena: un Romagnoli con la camiseta de Huracán, y no cualquier Romagnoli, uno con la 9 en la espalda y apenas seis añitos, festejando un triunfo contra San Lorenzo. ¿Un tiro por elevación al mismísimo Pipi, ídolo del Ciclón? La foto del pequeño Gio, viralizada por el club de Parque Patricios tras el 2-0, encendió la mecha en redes sociales. ¿Gastada o simple coincidencia?

El dirigente del Globo que salió a aclarar el entrevero familiar
Para ponerle paños fríos al asunto -o nafta al fuego, según cómo se lo mire- apareció Federico Romagnoli, vocal de Huracán, primo segundo del Pipi y tío del pibe de la discordia. «La mayoría de los Romagnoli estamos felices», tiró con una sonrisa pícara, como si fuera el Chavo del 8 entrando a la vecindad después de hacerle una travesura a Quico. Y explicó que el fanatismo por el Globo viene de cuna: «Atilio, el papá de Leandro, es hincha de Huracán. Rita, la mamá, fanática de San Lorenzo», detalló. O sea, un quilombo familiar digno de una obra de teatro de los Midachi. Para colmo, agregó que la hermana del Pipi, Natalia, tiene tres hijos: uno cuervo y dos quemeros. Un verdadero Boca-River en cada asado familiar.

«Para mí es lo más hermoso que hay. Ser parte de la Comisión es como que tu vida tiene sentido»
Federico, con una pasión digna del Bambino Veira en sus mejores épocas, remarcó que su viejo también fue dirigente del club y que para él «ser parte de la Comisión es como que tu vida tiene sentido». Y cerró con una frase que seguramente hará rebotar la pelota en Boedo: «Yo viviría las 24 horas, los siete días de la semana, con esa sensación de éxtasis que se vivió el domingo en la cancha». ¿Habrá sido para tanto, Fede? ¿O te estás pasando de rosca como el Beto Alonso con los caños?
Lo cierto es que la historia del pequeño Gio Romagnoli, más allá de la chicana futbolera, refleja la compleja y hermosa realidad de las familias argentinas, donde la pasión por los colores puede dividir -o unir- hasta a los parientes más cercanos. Y como diría el relator en un partido caliente: «Esto recién empieza…».