El crecimiento acelerado de las compras en plataformas internacionales como Shein (de origen chino) y Temu (de capitales estadounidenses) ha generado un verdadero cambio de paradigma en el consumo argentino. Según estimaciones del sector, el aumento interanual de estas operaciones alcanzaría hasta un 327%, aunque no todas las fuentes lo confirman oficialmente. Lo cierto es que tanto consultoras privadas como cámaras empresariales coinciden en un punto: el fenómeno es real, masivo y disruptivo.
Este auge se apoya en una combinación de factores: precios extremadamente competitivos, una oferta amplia y renovada de productos y cambios recientes en la normativa de importación que facilitaron la compra directa al exterior. El resultado ha sido una transformación profunda en los hábitos de consumo, con consecuencias directas sobre el comercio y la industria nacional.
El efecto “puerta a puerta”: auge sin precedentes
Uno de los motores principales de este fenómeno es la expansión del sistema «puerta a puerta», especialmente luego de su flexibilización. Según la consultora EconViews, las importaciones a través de couriers desde China alcanzaron los US$ 315 millones durante el primer semestre del año. En paralelo, el INDEC registró un incremento del 150% interanual en las importaciones de bienes de consumo provenientes del gigante asiático.
La normativa actual permite realizar compras internacionales con menos restricciones, lo que abrió el camino para un aluvión de paquetes. Los consumidores argentinos, en un contexto de caída del poder adquisitivo, encuentran en estas plataformas productos hasta un 70% más baratos que sus equivalentes nacionales. El acceso simple, con envíos directos y seguimiento online, completó el combo.
Industria textil en crisis: alerta roja
El rubro que más siente el impacto es la industria textil argentina, históricamente uno de los más sensibles a la competencia externa. La Cámara Argentina de la Moda (CAM) alertó que casi el 70% de la ropa consumida en el país ya es importada. En un relevamiento reciente, el 61% de los diseñadores locales afirmó que Shein y Temu afectan directamente sus ventas.
Desde el sector se denuncia una competencia desleal, ya que las empresas nacionales deben enfrentar una estructura de costos elevada, alta carga impositiva y trabas logísticas, mientras las plataformas internacionales operan con regímenes mucho más flexibles. A esto se suma un escenario económico complejo, con caída del consumo interno y aumento de costos que afectan la rentabilidad.
La Fundación ProTejer advirtió que la situación del sector textil es crítica. Sus informes revelan una merma en la producción y pérdida de empleos, configurando un panorama preocupante para uno de los principales generadores de trabajo industrial en el país.
¿Moda desechable?: El lado oscuro del «ultra fast fashion»
Shein y Temu no solo compiten en precios: su modelo de negocios, conocido como «ultra fast fashion», se basa en una velocidad de producción sin precedentes. Con miles de nuevos productos lanzados a diario, estas plataformas pueden adaptarse a las tendencias en tiempo real, algo inalcanzable para el diseño local.
Sin embargo, este sistema también recibe fuertes críticas internacionales. Se cuestiona su impacto ambiental, debido a la producción masiva de prendas de corta vida útil, y las condiciones laborales precarias en sus cadenas de suministro. La industria de la moda rápida es señalada como una de las mayores generadoras de residuos textiles en el mundo, además de contribuir significativamente al cambio climático.
Respuestas y estrategias locales: ¿hay salida?
Frente a esta realidad, el sector productivo argentino busca alternativas. Algunos empresarios intentan competir en precio, una tarea compleja por las condiciones estructurales del país. Otros apuestan por diferenciarse en calidad, diseño de autor y sostenibilidad, elementos que las plataformas extranjeras no priorizan.
En el plano político, algunos legisladores ya evalúan una ley «anti-Shein», inspirada en iniciativas aprobadas en Europa. Las medidas podrían incluir mayores impuestos a las compras internacionales, límites a la publicidad o incluso restricciones al ingreso de ciertos productos.
El Gobierno nacional también comenzó a reaccionar. En los últimos meses se anunciaron cambios fiscales para los envíos internacionales, eliminando exenciones impositivas y elevando el costo de las compras externas, aunque de forma gradual.
El desafío es doble: por un lado, proteger la industria y el empleo argentino; por otro, no castigar al consumidor, que encuentra en estas plataformas una vía de acceso a productos que, de otro modo, serían inaccesibles. El equilibrio entre la apertura comercial y la defensa del mercado interno será clave para el futuro económico del país.
Las compras a través de plataformas extranjeras como Shein y Temu se dispararon en Argentina, con crecimientos de hasta un 327% según algunas estimaciones. Este fenómeno, impulsado por precios bajos y cambios normativos, impacta de lleno en la industria textil nacional, que ya enfrenta una caída de la producción y el empleo. Legisladores y empresarios buscan respuestas ante un modelo que combina eficiencia, consumo masivo y consecuencias sociales y ambientales.
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
El crecimiento acelerado de las compras en plataformas internacionales como Shein (de origen chino) y Temu (de capitales estadounidenses) ha generado un verdadero cambio de paradigma en el consumo argentino. Según estimaciones del sector, el aumento interanual de estas operaciones alcanzaría hasta un 327%, aunque no todas las fuentes lo confirman oficialmente. Lo cierto es que tanto consultoras privadas como cámaras empresariales coinciden en un punto: el fenómeno es real, masivo y disruptivo.
Este auge se apoya en una combinación de factores: precios extremadamente competitivos, una oferta amplia y renovada de productos y cambios recientes en la normativa de importación que facilitaron la compra directa al exterior. El resultado ha sido una transformación profunda en los hábitos de consumo, con consecuencias directas sobre el comercio y la industria nacional.
El efecto “puerta a puerta”: auge sin precedentes
Uno de los motores principales de este fenómeno es la expansión del sistema «puerta a puerta», especialmente luego de su flexibilización. Según la consultora EconViews, las importaciones a través de couriers desde China alcanzaron los US$ 315 millones durante el primer semestre del año. En paralelo, el INDEC registró un incremento del 150% interanual en las importaciones de bienes de consumo provenientes del gigante asiático.
La normativa actual permite realizar compras internacionales con menos restricciones, lo que abrió el camino para un aluvión de paquetes. Los consumidores argentinos, en un contexto de caída del poder adquisitivo, encuentran en estas plataformas productos hasta un 70% más baratos que sus equivalentes nacionales. El acceso simple, con envíos directos y seguimiento online, completó el combo.
Industria textil en crisis: alerta roja
El rubro que más siente el impacto es la industria textil argentina, históricamente uno de los más sensibles a la competencia externa. La Cámara Argentina de la Moda (CAM) alertó que casi el 70% de la ropa consumida en el país ya es importada. En un relevamiento reciente, el 61% de los diseñadores locales afirmó que Shein y Temu afectan directamente sus ventas.
Desde el sector se denuncia una competencia desleal, ya que las empresas nacionales deben enfrentar una estructura de costos elevada, alta carga impositiva y trabas logísticas, mientras las plataformas internacionales operan con regímenes mucho más flexibles. A esto se suma un escenario económico complejo, con caída del consumo interno y aumento de costos que afectan la rentabilidad.
La Fundación ProTejer advirtió que la situación del sector textil es crítica. Sus informes revelan una merma en la producción y pérdida de empleos, configurando un panorama preocupante para uno de los principales generadores de trabajo industrial en el país.
¿Moda desechable?: El lado oscuro del «ultra fast fashion»
Shein y Temu no solo compiten en precios: su modelo de negocios, conocido como «ultra fast fashion», se basa en una velocidad de producción sin precedentes. Con miles de nuevos productos lanzados a diario, estas plataformas pueden adaptarse a las tendencias en tiempo real, algo inalcanzable para el diseño local.
Sin embargo, este sistema también recibe fuertes críticas internacionales. Se cuestiona su impacto ambiental, debido a la producción masiva de prendas de corta vida útil, y las condiciones laborales precarias en sus cadenas de suministro. La industria de la moda rápida es señalada como una de las mayores generadoras de residuos textiles en el mundo, además de contribuir significativamente al cambio climático.
Respuestas y estrategias locales: ¿hay salida?
Frente a esta realidad, el sector productivo argentino busca alternativas. Algunos empresarios intentan competir en precio, una tarea compleja por las condiciones estructurales del país. Otros apuestan por diferenciarse en calidad, diseño de autor y sostenibilidad, elementos que las plataformas extranjeras no priorizan.
En el plano político, algunos legisladores ya evalúan una ley «anti-Shein», inspirada en iniciativas aprobadas en Europa. Las medidas podrían incluir mayores impuestos a las compras internacionales, límites a la publicidad o incluso restricciones al ingreso de ciertos productos.
El Gobierno nacional también comenzó a reaccionar. En los últimos meses se anunciaron cambios fiscales para los envíos internacionales, eliminando exenciones impositivas y elevando el costo de las compras externas, aunque de forma gradual.
El desafío es doble: por un lado, proteger la industria y el empleo argentino; por otro, no castigar al consumidor, que encuentra en estas plataformas una vía de acceso a productos que, de otro modo, serían inaccesibles. El equilibrio entre la apertura comercial y la defensa del mercado interno será clave para el futuro económico del país.