El banco estadounidense JP Morgan se consolidó como un actor privilegiado en el entramado del poder libertario argentino. Seis de sus ex ejecutivos ocupan actualmente cargos estratégicos en el Ejecutivo nacional, lo que marca una impronta inédita en la relación entre el Estado y una entidad financiera extranjera.
Ex banqueros, ahora funcionarios
El listado de funcionarios con pasado en el JP Morgan incluye a nombres clave de la actual administración:
- Pablo Quirno, actual canciller, fue director para América Latina del banco entre 1999 y 2016.
- Luis “Toto” Caputo, ministro de Economía, se desempeñó como jefe de trading entre 1994 y 1998.
- José Luis Daza, viceministro de Economía, fue director gerente y jefe de investigación de mercados emergentes entre 1992 y 2000.
- Santiago Bausili, presidente del Banco Central, trabajó como vicepresidente de mercados de capitales y derivados entre 2006 y 2007 en Argentina, Chile y Perú.
La nómina se completa con otros dos funcionarios que también formaron parte del banco, lo que transforma a la entidad en una suerte de cantera de cuadros técnicos para el gobierno actual.
Reuniones y una agenda activa
El vínculo entre JP Morgan y el gobierno de Javier Milei no se limita a las trayectorias individuales. Durante 2024, las reuniones oficiales entre funcionarios y representantes del banco fueron frecuentes y de alto perfil. Según consta en el Registro Único de Audiencias, entre los que recibieron a delegaciones del banco se encuentran Guillermo Francos, Federico Sturzenegger, Diana Mondino, Marco Lavagna y el propio Quirno.
La primera reunión oficial registrada fue el 15 de febrero, cuando Quirno recibió a Lisandro Miguens, managing director del JP Morgan Argentina. El encuentro tuvo como eje central programas de financiamiento para el país, y participaron también José Iñaki Echenique y Facundo Gómez Minujin, representantes locales del banco.
El 21 de febrero, a las 10:00, Quirno volvió a reunirse con representantes de la entidad, esta vez liderados por María Lucila Barbeito, senior economist del JP Morgan. El motivo fue el “diálogo con inversores globales”. Entre los asistentes figuraron nombres del JP Morgan y otros fondos: Mauro Federico Roca, Juan Goldin, Félix Ricardo Grimau, Diego Pereira, Andrew Stanners (Lord Abbet), Rodolfo Barreto (Global Evolution) y Matt Cleason (Ibiuna).
Ese mismo día, pero a las 16:00, parte de ese grupo mantuvo otro encuentro, esta vez con Guillermo Francos, en ese momento ministro del Interior. Se abordaron “temas relativos a la coyuntura política, negociación de reformas con provincias y otros temas conexos”. Se sumaron Ariel Natan Merestein (JP Morgan EE.UU.), Gorka Lalaguna (JP Morgan España), Mariano Romero Areco y Asboe Sofus (Fourth Sail Capital, Dinamarca).
Continúa la interlocución en el segundo semestre
El 15 de julio, Diego Pereira volvió a aparecer como solicitante de audiencia, esta vez con Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación y Transformación del Estado. Participaron los mismos representantes de JP Morgan, junto a ejecutivos de Bluecrest, Diameter, Stoneharbor y Shiprock.
Finalmente, el 14 de octubre, la entonces canciller Diana Mondino recibió a representantes del JP Morgan, Santander Río y otras entidades de financiamiento. Según el resumen del encuentro, se trató sobre el estado de las reformas económicas, la situación comercial y las políticas de comercio exterior del gobierno.
Un regreso con fuerza
Este nivel de interlocución marca un fuerte contraste con la administración anterior: durante el gobierno de Alberto Fernández solo se registraron dos audiencias oficiales con representantes del JP Morgan. Durante el mandato de Mauricio Macri, en cambio, hubo 26 encuentros. La actual gestión ha reactivado y profundizado esa relación, con una agenda sostenida que parece haber llegado para quedarse.
El JP Morgan se convirtió en un actor central del gobierno libertario: seis de sus ex ejecutivos hoy ocupan cargos clave en el Ejecutivo y durante 2024 se multiplicaron las reuniones oficiales entre sus representantes y funcionarios de alto rango. El vínculo entre el Estado argentino y el banco estadounidense supera el intercambio protocolar: se trata de una relación estrecha, sostenida y estratégicamente ubicada en el corazón de la toma de decisiones económicas.
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Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
El banco estadounidense JP Morgan se consolidó como un actor privilegiado en el entramado del poder libertario argentino. Seis de sus ex ejecutivos ocupan actualmente cargos estratégicos en el Ejecutivo nacional, lo que marca una impronta inédita en la relación entre el Estado y una entidad financiera extranjera.
Ex banqueros, ahora funcionarios
El listado de funcionarios con pasado en el JP Morgan incluye a nombres clave de la actual administración:
- Pablo Quirno, actual canciller, fue director para América Latina del banco entre 1999 y 2016.
- Luis “Toto” Caputo, ministro de Economía, se desempeñó como jefe de trading entre 1994 y 1998.
- José Luis Daza, viceministro de Economía, fue director gerente y jefe de investigación de mercados emergentes entre 1992 y 2000.
- Santiago Bausili, presidente del Banco Central, trabajó como vicepresidente de mercados de capitales y derivados entre 2006 y 2007 en Argentina, Chile y Perú.
La nómina se completa con otros dos funcionarios que también formaron parte del banco, lo que transforma a la entidad en una suerte de cantera de cuadros técnicos para el gobierno actual.
Reuniones y una agenda activa
El vínculo entre JP Morgan y el gobierno de Javier Milei no se limita a las trayectorias individuales. Durante 2024, las reuniones oficiales entre funcionarios y representantes del banco fueron frecuentes y de alto perfil. Según consta en el Registro Único de Audiencias, entre los que recibieron a delegaciones del banco se encuentran Guillermo Francos, Federico Sturzenegger, Diana Mondino, Marco Lavagna y el propio Quirno.
La primera reunión oficial registrada fue el 15 de febrero, cuando Quirno recibió a Lisandro Miguens, managing director del JP Morgan Argentina. El encuentro tuvo como eje central programas de financiamiento para el país, y participaron también José Iñaki Echenique y Facundo Gómez Minujin, representantes locales del banco.
El 21 de febrero, a las 10:00, Quirno volvió a reunirse con representantes de la entidad, esta vez liderados por María Lucila Barbeito, senior economist del JP Morgan. El motivo fue el “diálogo con inversores globales”. Entre los asistentes figuraron nombres del JP Morgan y otros fondos: Mauro Federico Roca, Juan Goldin, Félix Ricardo Grimau, Diego Pereira, Andrew Stanners (Lord Abbet), Rodolfo Barreto (Global Evolution) y Matt Cleason (Ibiuna).
Ese mismo día, pero a las 16:00, parte de ese grupo mantuvo otro encuentro, esta vez con Guillermo Francos, en ese momento ministro del Interior. Se abordaron “temas relativos a la coyuntura política, negociación de reformas con provincias y otros temas conexos”. Se sumaron Ariel Natan Merestein (JP Morgan EE.UU.), Gorka Lalaguna (JP Morgan España), Mariano Romero Areco y Asboe Sofus (Fourth Sail Capital, Dinamarca).
Continúa la interlocución en el segundo semestre
El 15 de julio, Diego Pereira volvió a aparecer como solicitante de audiencia, esta vez con Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación y Transformación del Estado. Participaron los mismos representantes de JP Morgan, junto a ejecutivos de Bluecrest, Diameter, Stoneharbor y Shiprock.
Finalmente, el 14 de octubre, la entonces canciller Diana Mondino recibió a representantes del JP Morgan, Santander Río y otras entidades de financiamiento. Según el resumen del encuentro, se trató sobre el estado de las reformas económicas, la situación comercial y las políticas de comercio exterior del gobierno.
Un regreso con fuerza
Este nivel de interlocución marca un fuerte contraste con la administración anterior: durante el gobierno de Alberto Fernández solo se registraron dos audiencias oficiales con representantes del JP Morgan. Durante el mandato de Mauricio Macri, en cambio, hubo 26 encuentros. La actual gestión ha reactivado y profundizado esa relación, con una agenda sostenida que parece haber llegado para quedarse.