En San Juan, la ley 8164 busca prevenir la adicción al juego, tanto en chicos como en grandes. Ojo con los celulares y la adrenalina, que pueden ser el principio del fin. Si sospechás algo, ¡atenti! Hay líneas telefónicas para pedir ayuda, porque el juego patológico no es joda y te puede dejar en la lona.
San Juan le planta bandera al juego patológico: ¿estamos a tiempo de ganarle a la adicción?
En San Juan, la cosa está clara: se busca blindar a la población contra la enfermedad del juego patológico, esa adicción que te engancha a los juegos como garrapata a perro. Y no es para menos, porque, como dicen los que saben, esta enfermedad se parece bastante a otras adicciones, tanto que hasta el tratamiento es similar. ¿Será que nos estamos volviendo esclavos de la pantalla?
La juventud en la mira: cuando el jueguito se convierte en un problema serio
¡Ojo al piojo con los más chicos! Los adultos tienen que estar con los radares prendidos para detectar cualquier señal que indique que un niño está coqueteando demasiado con el juego. Un cambio de comportamiento, el celular pegado a la mano, la adicción a la adrenalina que provocan los juegos… ¡Todo eso puede ser una bomba de tiempo! Y después vienen los problemas: aislamiento, dolores de cabeza, bajo rendimiento escolar, ansiedad… Un combo explosivo, ¿no les parece?
Desde la Dirección de Salud Mental, mandan la justa: si ves algo raro, ¡rajá al pediatra o al centro de salud! Y, por supuesto, a fomentar actividades sanas y recreativas, a poner límites al uso de internet y a los dispositivos móviles. Porque, seamos sinceros, nadie quiere criar a un ludópata en potencia.
Eso sí, no nos pongamos paranoicos. No hay que prohibir por prohibir, sino educar y acompañar. Que los chicos entiendan los riesgos y aprendan a usar la tecnología con responsabilidad. Que sepan que hay un mundo más allá de la pantalla.
Adultos al borde del abismo: cuando la ruleta rusa te vacía los bolsillos y el alma
Pero no vayamos a creer que esto es solo cosa de niños. Los adultos también caen en la trampa del juego, y las consecuencias pueden ser devastadoras. Incapacidad de controlar el impulso, necesidad de apostar cada vez más, irritabilidad al intentar parar, mentiras para ocultar cuánto dinero se gasta… ¡Un desastre! Y después, la pérdida del trabajo, los problemas familiares, las deudas, la depresión… Un verdadero infierno.
Por eso, es fundamental acompañar a quien sufre este trastorno. Y, si te sentís identificado con alguno de estos síntomas, no dudes en pedir ayuda. No te avergüences. Reconocer el problema es el primer paso para salir adelante.
Algunas sugerencias para no caer en la volteada
Para evitar que el juego se convierta en un problema, los expertos recomiendan establecer límites de tiempo, no usarlo como una forma de escape, buscar otras actividades para entretenerse y manejar el estrés, informarse sobre los riesgos y conocer las reglas de los juegos. Que no te vendan buzones, ¡informate!
Si bien no quiero caer en lugares comunes, la verdad es que el juego puede ser muy adictivo. Y es importante que estemos alertas ante las señales de alerta. No dejemos que la enfermedad nos gane la partida.
En San Juan, tanto para niños como para adultos, está el Centro por la Vida, que brinda atención y prevención de adicciones. El número es (420) 2791 y atiende de lunes a viernes de 7:00 a 17:00 horas. Y, en todo el país, pueden comunicarse con la línea 141, que atiende las 24 horas del día, todos los días.
Así que ya saben, a cuidarse y a no dejarse engañar por los cantos de sirena del juego. Porque, al final, lo único que importa es la salud, la familia y los amigos. ¡Y eso no se apuesta en ninguna ruleta!