La pobreza en Argentina cayó al 31,6% durante el primer semestre de 2025, alcanzando su nivel más bajo desde 2018, según datos del nowcast elaborado por la Universidad Torcuato Di Tella. La caída se explica principalmente por la desaceleración inflacionaria y la recuperación del ingreso real. La indigencia también mostró una fuerte baja, ubicándose en el 7,4%.
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En un país donde el índice de inflación suele ser más impredecible que el clima en Mendoza, una baja sostenida en la pobreza suena, cuanto menos, a milagro con data dura. Pero no, esta vez no es una fake news ni una interpretación creativa de los datos: **la pobreza bajó al 31,6%**, el nivel más bajo en siete años, y no hubo necesidad de convocar a la mesa del hambre ni relanzar el plan Platita.
El dato lo dio el nowcast de la Universidad Torcuato Di Tella, esa herramienta que funciona como oráculo económico para quienes ya no creen en las predicciones de tarotistas ni en los cuadros de Excel del INDEC. Según este modelo, basado en datos oficiales, **unos 9,4 millones de argentinos viven en hogares urbanos pobres**, cifra que sigue siendo alta, pero representa una mejora significativa si se la compara con el 52,9% del año pasado, ese glorioso semestre donde hasta el dólar lloraba.
¿El secreto? Una combinación de **inflación domada (al menos por ahora)** y **una mejora en los ingresos reales**, aunque no todos los economistas se ponen de acuerdo si esto es producto de una política económica deliberada o del azar alineado con un poco de recesión disfrazada de austeridad.
La buena noticia es que también bajó la **indigencia**, al 7,4%, cifra que muchos descreídos pensaban que solo se veía en PowerPoints de campaña. Para sumarle épica, el dato coincide con los publicados por el Gobierno, una alineación estadística que no se veía desde la última vez que Argentina ganó algo en fútbol sin Messi.
En resumen: menos pobres, menos indigentes y más margen para que los políticos de turno digan “vamos bien”, mientras todos los demás seguimos revisando precios en el súper con cara de auditor del FMI.
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Durante el primer semestre de 2025, la pobreza en Argentina se ubicó en 31,6% de la población, marcando su nivel más bajo desde el segundo semestre de 2018. El dato fue estimado por el nowcast del economista Martín González Rozada, del Departamento de Economía de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), a partir de datos oficiales de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC.
Según el estudio, aproximadamente 9,4 millones de personas viven en hogares urbanos pobres, sobre una población urbana estimada en 29,6 millones. Además, la indigencia bajó del 18,2% al 7,4% en un año, y la pobreza del 52,9% al 31,6% en el mismo período.
Entre los factores clave que explican esta mejora, la UTDT destaca la desaceleración inflacionaria —de un 25% mensual en diciembre de 2023 al 1,6% en junio—, el aumento del ingreso per cápita real y una distribución del ingreso más equitativa. Aunque también se advierte que la suba en el valor real de la canasta básica amortiguó parte de esta mejora.
Coincidencia con datos oficiales
Las cifras del nowcast coinciden con las últimas estimaciones difundidas por el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales del Ministerio de Capital Humano. Según ese informe, la pobreza fue del 31,7% en el primer trimestre de 2025, lo que representa una baja de 23,1 puntos porcentuales respecto al mismo período del año anterior.
Por su parte, la indigencia alcanzó el 7,3% entre enero y marzo, según datos del Gobierno. El INDEC, en tanto, publicará los datos oficiales del primer semestre recién en septiembre, pero analistas y organismos coinciden en que la tendencia descendente es consistente.
Un semestre de recuperación relativa
La UTDT detalló que entre el primer semestre y el período abril-septiembre de 2024, la pobreza cayó ocho puntos, de 52,9% a 44,9%. La baja más reciente refleja una continuación de esa tendencia, consolidada por una relativa mejora en la economía de los hogares y un escenario inflacionario más controlado, al menos en lo que va del año.
Con este panorama, la pobreza retrocede a valores no vistos en casi siete años, dando margen para optimismo moderado aunque sin dejar de lado los desafíos estructurales de la economía argentina.