Comerciantes y consumidores sanjuaninos enfrentan una nueva ronda de aumentos de precios en productos esenciales. Esta semana comenzaron a circular nuevas listas con incrementos de hasta un 7% en harina, lácteos, fiambres, medicamentos y vehículos como motos, generando malestar en un contexto de caída sostenida del consumo.
Comerciantes cuestionan los aumentos y rechazan las nuevas listas de precios
Desde el sector supermercadista local rechazan la explicación oficial que atribuye las subas a la salida del cepo y a la variación del dólar. Uno de los comerciantes con mayor trayectoria en la provincia afirmó:
“No tiene nada que ver el dólar. Si hay aumentos de un 2 o 3% es algo mensual, habitual. Pero esto no tiene sustento. Hay listas que no vamos a aceptar.”
El empresario explicó que, en algunos casos, los dólares para importación están incluso más baratos que semanas atrás, y calificó las nuevas listas como “arbitrarias”. Por esta razón, aseguró que muchos supermercados han optado por no convalidar los aumentos y buscar alternativas.
Almaceneros y kiosqueros también se resisten a los aumentos
En los comercios de cercanía, el clima es similar. Varios dueños de almacenes y kioscos indicaron que no hay margen para trasladar los aumentos al precio final sin perder clientes.
“Subir los precios ahora es un suicidio comercial. Estamos cambiando de proveedores o frenando compras. La gente ya no tolera más subas”, afirmó un comerciante del centro sanjuanino.
Muchos optan por no reponer stock hasta que se estabilicen los valores, priorizando la venta de productos básicos y evitando mercadería que pueda quedar inmovilizada por su alto costo.
La caída del consumo se profundiza en San Juan
La merma en el consumo ya es visible en góndolas y mostradores. Comerciantes reportan que las ventas de productos con mayor valor agregado, como fiambres y ciertos lácteos, han caído notoriamente.
En autoservicios y almacenes, los consumidores reducen sus compras al mínimo indispensable. La facturación muestra una baja respecto al mes anterior, mientras crecen las estrategias de contención, como promociones o absorción parcial de aumentos.
Un escenario incierto con impacto directo en la economía local
A pesar de los intentos del Gobierno nacional por moderar la suba de precios, en provincias como San Juan los comerciantes toman decisiones por cuenta propia. Muchos aplican una especie de “boicot” informal a las listas de precios que consideran injustificadas, buscando sostener sus ventas en un contexto cada vez más restrictivo.
Con la inflación persistente y sin medidas estructurales claras, el panorama para los próximos meses se presenta tenso. La pulseada entre proveedores, comerciantes y consumidores recién empieza, pero en los barrios, el mostrador y la mesa familiar ya se sienten las consecuencias.
Nueva escalada de precios en productos esenciales golpea a San Juan: comerciantes rechazan subas de hasta el 7% en alimentos, medicamentos y vehículos. La caída del consumo se profundiza y el panorama se presenta incierto para los próximos meses.
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
Mientras tanto, en los almacenes y kioscos se vive un drama digno de una telenovela turca. Los dueños, cual protagonistas sufrientes, se debaten entre subir los precios y perder clientes o mantenerlos y fundirse más rápido que un cubito de hielo en el desierto. Algunos, con la desesperación de un náufrago buscando una señal de humo, optan por no reponer stock y vender solo lo básico. O sea, fideos, arroz y yerba, la santísima trinidad de la supervivencia argentina. Eso sí, si querés un paquete de papas fritas de marca, preparate para pedir un préstamo al FMI.
Y la gente, ¿qué hace la gente? Aprieta el cinturón hasta que el estómago le toca la columna. Las compras se reducen a lo indispensable y las estrategias de contención incluyen desde la clásica «promoción engañosa» hasta el trueque con figuritas del Mundial ’90. Total, si Maradona pudo gambetear a los ingleses, nosotros podemos gambetear a la inflación… ¿o no? La pulseada entre proveedores, comerciantes y consumidores se asemeja a una lucha libre en cámara lenta, donde el único ganador seguro es el dueño del ring: la inflación, esa entidad maligna que se alimenta de nuestras billeteras y nos deja con el sabor amargo de la derrota. Mientras tanto, en San Juan, el futuro económico se ve tan claro como el agua del Río San Juan después de una lluvia torrencial. O sea, nada claro. Prepárense para el apocalipsis económico, pero con un buen asado en la previa, porque si vamos a irnos al tacho, al menos que sea con la panza llena.
Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
Comerciantes y consumidores sanjuaninos enfrentan una nueva ronda de aumentos de precios en productos esenciales. Esta semana comenzaron a circular nuevas listas con incrementos de hasta un 7% en harina, lácteos, fiambres, medicamentos y vehículos como motos, generando malestar en un contexto de caída sostenida del consumo.
Comerciantes cuestionan los aumentos y rechazan las nuevas listas de precios
Desde el sector supermercadista local rechazan la explicación oficial que atribuye las subas a la salida del cepo y a la variación del dólar. Uno de los comerciantes con mayor trayectoria en la provincia afirmó:
“No tiene nada que ver el dólar. Si hay aumentos de un 2 o 3% es algo mensual, habitual. Pero esto no tiene sustento. Hay listas que no vamos a aceptar.”
El empresario explicó que, en algunos casos, los dólares para importación están incluso más baratos que semanas atrás, y calificó las nuevas listas como “arbitrarias”. Por esta razón, aseguró que muchos supermercados han optado por no convalidar los aumentos y buscar alternativas.
Almaceneros y kiosqueros también se resisten a los aumentos
En los comercios de cercanía, el clima es similar. Varios dueños de almacenes y kioscos indicaron que no hay margen para trasladar los aumentos al precio final sin perder clientes.
“Subir los precios ahora es un suicidio comercial. Estamos cambiando de proveedores o frenando compras. La gente ya no tolera más subas”, afirmó un comerciante del centro sanjuanino.
Muchos optan por no reponer stock hasta que se estabilicen los valores, priorizando la venta de productos básicos y evitando mercadería que pueda quedar inmovilizada por su alto costo.
La caída del consumo se profundiza en San Juan
La merma en el consumo ya es visible en góndolas y mostradores. Comerciantes reportan que las ventas de productos con mayor valor agregado, como fiambres y ciertos lácteos, han caído notoriamente.
En autoservicios y almacenes, los consumidores reducen sus compras al mínimo indispensable. La facturación muestra una baja respecto al mes anterior, mientras crecen las estrategias de contención, como promociones o absorción parcial de aumentos.
Un escenario incierto con impacto directo en la economía local
A pesar de los intentos del Gobierno nacional por moderar la suba de precios, en provincias como San Juan los comerciantes toman decisiones por cuenta propia. Muchos aplican una especie de “boicot” informal a las listas de precios que consideran injustificadas, buscando sostener sus ventas en un contexto cada vez más restrictivo.
Con la inflación persistente y sin medidas estructurales claras, el panorama para los próximos meses se presenta tenso. La pulseada entre proveedores, comerciantes y consumidores recién empieza, pero en los barrios, el mostrador y la mesa familiar ya se sienten las consecuencias.
Mientras tanto, en los almacenes y kioscos se vive un drama digno de una telenovela turca. Los dueños, cual protagonistas sufrientes, se debaten entre subir los precios y perder clientes o mantenerlos y fundirse más rápido que un cubito de hielo en el desierto. Algunos, con la desesperación de un náufrago buscando una señal de humo, optan por no reponer stock y vender solo lo básico. O sea, fideos, arroz y yerba, la santísima trinidad de la supervivencia argentina. Eso sí, si querés un paquete de papas fritas de marca, preparate para pedir un préstamo al FMI.
Y la gente, ¿qué hace la gente? Aprieta el cinturón hasta que el estómago le toca la columna. Las compras se reducen a lo indispensable y las estrategias de contención incluyen desde la clásica «promoción engañosa» hasta el trueque con figuritas del Mundial ’90. Total, si Maradona pudo gambetear a los ingleses, nosotros podemos gambetear a la inflación… ¿o no? La pulseada entre proveedores, comerciantes y consumidores se asemeja a una lucha libre en cámara lenta, donde el único ganador seguro es el dueño del ring: la inflación, esa entidad maligna que se alimenta de nuestras billeteras y nos deja con el sabor amargo de la derrota. Mientras tanto, en San Juan, el futuro económico se ve tan claro como el agua del Río San Juan después de una lluvia torrencial. O sea, nada claro. Prepárense para el apocalipsis económico, pero con un buen asado en la previa, porque si vamos a irnos al tacho, al menos que sea con la panza llena.