Pablo Cortese, presidente del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), renunció tras menos de ocho meses en el cargo, en medio de una dura disputa con los laboratorios veterinarios por la importación de vacunas contra la fiebre aftosa.
Su salida se produce luego de semanas de creciente tensión por la habilitación en el ingreso al país de productos ya aprobados en países “equivalentes” sin necesidad de controles locales.
Una renuncia que expone la interna
Si bien desde el Ministerio de Economía —de quien depende el organismo— se mencionaron “motivos personales” como causa de la renuncia, fuentes cercanas al sector reconocen que el conflicto con los laboratorios fue determinante. El detonante final fue una carta documento enviada por Biogénesis Bagó a raíz de un lote de vacunas importadas por Tecnovax, que según la denuncia, habría eludido controles sanitarios clave.
Cortese, de perfil técnico y bajo perfil público, defendió su accionar y calificó la denuncia como “totalmente improcedente”. No obstante, la polémica escaló hasta alcanzar niveles políticos, con la intervención del propio presidente Javier Milei y del ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, quienes respaldaron abiertamente la liberalización del mercado veterinario.
La visión oficial y el rechazo empresarial
Durante la última Expo Rural, Milei defendió la política de apertura al declarar: “Vamos a tener vacunas a mitad de precio”, mientras Sturzenegger agregó: “Nos están estafando”, en clara referencia a los precios de los laboratorios nacionales. La Cámara que los agrupa, Caprove, respondió con dureza: advirtieron que esta medida pone en riesgo más de 8.000 empleos directos y exportaciones por más de 100 millones de dólares anuales.
Vacunas, controles y auditorías
La controversia se remonta a abril, cuando el Senasa habilitó el ingreso de un lote de vacunas desde Brasil. Aunque el procedimiento fue aprobado formalmente, la falta de controles locales provocó el reclamo de Biogénesis Bagó. La tensión llevó al organismo a ordenar una auditoría interna cuyos resultados, hasta el momento, no fueron difundidos.
En su defensa, Cortese había sostenido que las medidas adoptadas buscaban incrementar la competencia y reducir costos para los productores, en línea con las directivas del Ejecutivo. Sin embargo, su gestión se vio cada vez más aislada y sin respaldo institucional.
Vacante y pulseada política
La renuncia fue presentada el domingo 27 de julio y aceptada de inmediato. Por el momento, no se designó un reemplazo formal, aunque trascendió que el Gobierno baraja nombres cercanos al ala más liberal del oficialismo. El Senasa continuará en manos de autoridades interinas hasta que se resuelva la sucesión.
Cortese, con trayectoria técnica dentro del organismo, fue designado en diciembre de 2024. Su salida deja al Senasa —pieza clave en la cadena agroindustrial— en un momento de alta sensibilidad política, comercial y sanitaria, con el telón de fondo de una puja por el modelo productivo que el Gobierno busca consolidar.