Señores, ¡el agua no da respiro! Y si bien podríamos quedarnos en casa lamentándonos, parece que algunos decidieron salir a laburar, o ¿será que no les quedó otra? Resulta que las lluvias de enero no solo trajeron inundaciones y caos, sino que activaron a la Dirección Provincial de Vialidad (DPV) cual hormigas obreras. En momentos en que muchos quizás esperaban que el mundo se detuviera, ellos desplegaron operativos de atención y mantenimiento en varias rutas provinciales.
La maquinaria en acción
Y vaya que tenían laburo. No solo se trataba de sacar agua con baldes, no señores. Según reportes, se mandaron con señalización preventiva, despeje de material de arrastre (¿será que las piedras también querían salir a pasear?), encauzamiento de desagües, y hasta reparación de socavones. Porque claro, cuando el agua se desata, parece que la tierra decide dejar huecos donde no debería haberlos. Limpieza de calzadas, perfilado de banquinas y atención de badenes fueron parte del combo. Ah, y no nos olvidemos de la asistencia a pobladores aislados en zonas rurales, porque la gente no puede quedar tirada como si nada.
La movida no fue con una pala y un par de manos. No, no. Aparentemente utilizaron cargadoras, motoniveladoras, minicargadoras, camiones volcadores y hasta camionetas de apoyo, como si fueran a conquistar el mundo con maquinaria pesada. Y todo esto operado por personal capacitado, tanto de día como de noche, porque las emergencias no saben de horarios. Yo me pregunto si tendrán algún botón de «turbo» para estos casos. Al final, más de 20 intervenciones de emergencia registraron en departamentos como Ullum, Iglesia, Jáchal, Calingasta, Valle Fértil y Rivadavia. Todo esto para restablecer la circulación, porque el caos vial, la verdad, no le cae bien a nadie.
Compromiso y acción
Ahora, hay que reconocer que la DPV, según informan, «está comprometida con el mantenimiento y el apoyo constante en todas las rutas provinciales de San Juan». Y no solamente eso, sino que también trabajan en conjunto con la Dirección Nacional de Vialidad y algunos municipios. ¡Bien ahí! Además, tienen una guardia pasiva de emergencias que atiende tanto el Gran San Juan como los departamentos alejados. Cada delegación tiene su personal, capataces e inspectores, todos con sus herramientas, sistemas de comunicación radial y, parece ser, hasta GPS para no perderse. Un equipo completo, como todo debería ser.
La verdad, esto lo tenemos que reconocer, que si bien a veces las cosas parecen andar a los tumbos, hay quienes están haciendo su parte para que la situación no se vaya al demonio. Uno puede tener sus diferencias y cuestionar algunas cosas, pero cuando hay gente que se pone al hombro el laburo para que las cosas funcionen, hay que levantar la mano y aplaudir. Después de todo, ¿no les gustaría que el camino a su casa esté despejado y seguro? Creo que sobre eso no hay discusión. Ahora, la pregunta es, ¿para cuándo un sistema que anticipe estos quilombos de la naturaleza y nos evite tantos dolores de cabeza? Pero bueno, de momento, la DPV parece estar haciendo lo suyo, y eso, señores, hay que valorarlo.