Diego Armando Maradona hubiera cumplido 65 años este 30 de octubre. Y además de su innegable legado futbolístico, dejó una historia amorosa tan intensa como caótica. Amó, engañó, se enredó, fue padre, negó, reconoció, volvió, huyó, y repitió el ciclo una y otra vez. Su vida sentimental fue un reflejo más de su modo de vivir: sin filtros ni frenos.
El gran amor: Claudia Villafañe
Conoció a Claudia Villafañe en 1976 y se casaron en 1989. Tuvieron dos hijas, Dalma y Gianinna. El vínculo terminó legalmente en 2003, pero los conflictos duraron décadas. A pesar de las infidelidades de Diego, Claudia fue su gran pilar hasta que se hartó. Cuando se enteró por una revista que ella tenía pareja, Maradona reaccionó con denuncias y reclamos públicos.
Los otros amores: del arte al escándalo
En los años ‘80, mantuvo una relación con Lucía Galán, que nunca fue secreta para su entorno. Más tarde, en Italia, nació Diego Junior, fruto de su vínculo con Cristiana Sinagra, aunque no lo reconoció hasta 2016. También tuvo una hija con Valeria Sabalain: Jana, nacida en 1996 y reconocida en 2015.
En 1998 conoció a Laura Cibilla, una mesera con la que convivió hasta su internación en 2000. Luego, en Cuba, inició una polémica relación con la joven Mavys Álvarez, quien años después relató su experiencia y llevó el caso a tribunales.
Sus últimos años: Ojeda y Oliva
En 2005 comenzó su relación con Verónica Ojeda, madre de Dieguito Fernando. Pero en 2010, irrumpió en escena Rocío Oliva, quien fue su última pareja oficial. Con idas y vueltas, su relación duró hasta fines de 2018. Desde entonces, Maradona transitó los últimos años solo, acompañado por su círculo más íntimo.
La vida amorosa del Diez fue una montaña rusa que mezcló pasión, errores, escándalos y reconciliaciones. Como todo en él, fue exagerada, pública y profundamente humana.
A 65 años del nacimiento de Diego Maradona, se repasa su intensa vida amorosa: desde Claudia Villafañe, madre de sus hijas Dalma y Gianinna, hasta romances con figuras del espectáculo, escándalos de paternidad y relaciones que marcaron sus últimos años. El Diez vivió sus vínculos con la misma intensidad con la que jugó al fútbol: sin pausas, con pasión desbordada y muchas veces, fuera de los límites.
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Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
Diego Armando Maradona hubiera cumplido 65 años este 30 de octubre. Y además de su innegable legado futbolístico, dejó una historia amorosa tan intensa como caótica. Amó, engañó, se enredó, fue padre, negó, reconoció, volvió, huyó, y repitió el ciclo una y otra vez. Su vida sentimental fue un reflejo más de su modo de vivir: sin filtros ni frenos.
El gran amor: Claudia Villafañe
Conoció a Claudia Villafañe en 1976 y se casaron en 1989. Tuvieron dos hijas, Dalma y Gianinna. El vínculo terminó legalmente en 2003, pero los conflictos duraron décadas. A pesar de las infidelidades de Diego, Claudia fue su gran pilar hasta que se hartó. Cuando se enteró por una revista que ella tenía pareja, Maradona reaccionó con denuncias y reclamos públicos.
Los otros amores: del arte al escándalo
En los años ‘80, mantuvo una relación con Lucía Galán, que nunca fue secreta para su entorno. Más tarde, en Italia, nació Diego Junior, fruto de su vínculo con Cristiana Sinagra, aunque no lo reconoció hasta 2016. También tuvo una hija con Valeria Sabalain: Jana, nacida en 1996 y reconocida en 2015.
En 1998 conoció a Laura Cibilla, una mesera con la que convivió hasta su internación en 2000. Luego, en Cuba, inició una polémica relación con la joven Mavys Álvarez, quien años después relató su experiencia y llevó el caso a tribunales.
Sus últimos años: Ojeda y Oliva
En 2005 comenzó su relación con Verónica Ojeda, madre de Dieguito Fernando. Pero en 2010, irrumpió en escena Rocío Oliva, quien fue su última pareja oficial. Con idas y vueltas, su relación duró hasta fines de 2018. Desde entonces, Maradona transitó los últimos años solo, acompañado por su círculo más íntimo.
La vida amorosa del Diez fue una montaña rusa que mezcló pasión, errores, escándalos y reconciliaciones. Como todo en él, fue exagerada, pública y profundamente humana.