Miles de jinetes se juntan para la tradicional Cabalgata de la Fe a la Difunta Correa, bancando la cultura y las promesas. Arranca el jueves con fiestón en el Teatro del Bicentenario y termina el sábado con asado, jineteadas y shows en Vallecito.
San Juan se prepara para una nueva edición de la Cabalgata de la Fe a la Difunta Correa. Una tradición que, como el mate y el dulce de leche, corre por las venas de la provincia. Bajo el lema «Con la fe y la esperanza de un verdadero cambio» –que bien podría ser el slogan de cualquier político en campaña–, alrededor de 4.000 jinetes de 80 agrupaciones locales, y algunos valientes que cruzan la cordillera desde Chile, Mendoza, Tucumán y Jujuy, se aprestan a rendirle homenaje a Deolinda.
El jueves 10, la cosa arranca con una «Noche de Gala» en el Teatro del Bicentenario. ¿Gala y tradición gaucha? Habrá que ver si la cosa no termina como asado de veganos. Giselle Aldeco y Nicolás Membriani serán los encargados de ponerle música y poesía a la previa de la travesía. Post show, se viene el clásico ágape para ir calentando motores… o estómagos.
El viernes 11 al mediodía, frente a la Municipalidad de la Capital, se largan los caballos. Después de una parada obligada en el Monumento al Gaucho –donde se supone que no le rezan, sino que le agradecen al que cuida las tradiciones–, la caravana enfila para Caucete a reponer fuerzas. Al otro día, bien tempranito, retoman la marcha rumbo a Vallecito para llegar tipo dos de la tarde al santuario. Ahí, además del merecido descanso, se hará el descubrimiento de una placa al pie de la iglesia, como broche de oro del peregrinaje.
Y porque no todo es fe y sacrificio, el sábado a la noche explota la fiesta en Vallecito con almuerzo para todos los gauchos, autoridades y algún que otro político en busca de la foto. Después, jineteadas y un festival con Nano Rodríguez, Los Luceros de Jáchal, Lechuga García, Los Videla, Tres para el Canto y el gran cierre a cargo de Los Guaraníes. ¿Será que alguno le canta a Deolinda un chamamé pidiendo por la inflación?
Una demostración de fe, cultura y aguante… porque andar a caballo tantos kilómetros no es para cualquiera. Habrá que ver si el operativo de seguridad y limpieza está a la altura del evento. Y, por supuesto, estaremos atentos a las declaraciones de Marcelo Orrego, a ver si se anima a subirse a un caballo o prefiere la comodidad de una 4×4.