En Roma, la Corte Constitucional de Italia emitió un fallo clave que reafirma el derecho a la ciudadanía italiana por descendencia (jure sanguinis) sin límite generacional. La decisión, de profundo impacto global, beneficia especialmente a los descendientes en Argentina, Brasil y Estados Unidos, y supone un duro revés para la Ley 74/2025 promovida por el gobierno de Giorgia Meloni.
El fallo no deroga la normativa restrictiva, pero valida un principio histórico: la ciudadanía transmitida por sangre es un “derecho originario e imprescriptible”. Además, remite el caso a la Corte Suprema de Casación, que deberá emitir una sentencia definitiva vinculante para todos los tribunales italianos.
La Ley 74/2025: El intento de limitar la ciudadanía
La norma, impulsada por el ministro de Asuntos Exteriores Antonio Tajani, limitaba la transmisión automática de la ciudadanía a hijos y, en ciertos casos, nietos, excluyendo a bisnietos y generaciones posteriores. Tajani argumentó que era necesario frenar el “colapso de los consulados” y garantizar un vínculo real con Italia. En una frase que generó controversia, afirmó: “Ser ciudadano italiano no es un juego para obtener un pasaporte y salir de compras en Miami”.
Sin embargo, esta reforma fue rápidamente cuestionada por tribunales locales. El Tribunal de L’Aquila incluso calificó el derecho de sangre como “permanente” y parte del estatus legal de la persona desde su nacimiento.
El fallo constitucional: un precedente histórico
La Corte Constitucional respaldó esta interpretación, al sostener que el derecho de ciudadanía por linaje no puede ser extinguido arbitrariamente por el Estado. De esta manera, protege los derechos adquiridos de quienes, aunque no inscritos formalmente, ya son ciudadanos por herencia.
La decisión no resuelve todos los conflictos, pero sienta un precedente central para los miles de procesos en curso. El próximo paso es la intervención de la Corte Suprema de Casación, que deberá fijar una interpretación unificada en todo el territorio italiano.
Reacciones en la diáspora
Organizaciones de descendientes celebraron la noticia. En Estados Unidos, Basil Russo, presidente de la Italian Sons and Daughters of America (ISDA), calificó la ley del gobierno como “injusta” y pidió restituir un derecho que “mantiene vivo el vínculo con la historia y la cultura italiana”.
En Argentina y Brasil, donde millones de personas esperan turnos consulares que tardan años, la sentencia abre nuevas oportunidades. Abogados coinciden en que la ley de Meloni generó el efecto contrario: “En vez de descomprimir los consulados, llenó los tribunales de demandas”.
Impacto práctico: vía judicial versus vía consular
El fallo beneficia principalmente a quienes optan por la vía judicial, una alternativa habitual frente a los extensos retrasos consulares o los casos complejos (como descendencia por línea materna previa a 1948).
Vía judicial: se ve fuertemente respaldada. Bisnietos y generaciones posteriores tendrán ahora un argumento sólido para obtener la ciudadanía en tribunales.
Vía consular: aún está atada a la aplicación de la Ley 74/2025, hasta que la Corte Suprema emita un fallo definitivo que podría obligar al Ejecutivo a modificarla.
Con esta disputa, el futuro de la ciudadanía italiana por descendencia se definirá en los máximos estrados judiciales, enfrentando dos visiones contrapuestas: la del gobierno, que busca restringir el acceso, y la de la justicia, que defiende un derecho histórico que conecta a Italia con su diáspora desde hace más de un siglo.