Jair Bolsonaro fue condenado a 27 años y tres meses de prisión por el Supremo Tribunal Federal de Brasil, acusado de haber promovido un intento de golpe de Estado tras perder las elecciones presidenciales de 2022 ante Luiz Inácio Lula da Silva.
Una sentencia histórica y un país dividido
La resolución, emitida este jueves 11 de septiembre, desató celebraciones en sectores de izquierda, especialmente en la ciudad de Brasilia, donde bares y plazas se convirtieron en centros de festejo. En el bar Pardim, bastión simbólico de la militancia progresista, el ambiente fue de júbilo: pantalla gigante, barbacoa y 80 cajas de cerveza para acompañar la transmisión del juicio.
«Hoy podemos celebrar, porque se ha hecho justicia», expresó Sofía Araujo, estudiante de 20 años, mientras aplaudía la decisión del Tribunal Supremo. En ese mismo bar había festejado, el 30 de octubre de 2022, la victoria electoral de Lula da Silva.
En contraste, frente a la residencia del exmandatario, donde cumple prisión domiciliaria, la escena era opuesta: calles semivacías, un par de pancartas, y promesas de vigilia por parte de sus seguidores. «La condena es injusta», declaró Rodrigo Rodrigues, taxista en Brasilia, convencido de que Bolsonaro aún puede ser candidato en 2026.
Reacciones en redes y tensiones internacionales
La condena generó una ola de indignación en redes sociales, especialmente entre sectores de derecha, que lanzaron consignas como “Suprema persecución” y “Quieren matar a Bolsonaro”. La defensa del exmandatario anunció que apelará y recurrirá incluso a organismos internacionales.
Desde Estados Unidos, el expresidente Donald Trump no tardó en reaccionar, denunciando una “caza de brujas” contra su aliado brasileño, y justificando nuevas sanciones comerciales contra Brasil.
Para muchos brasileños, esta sentencia representa un hito en la defensa de la democracia. João Marcelo Lopes Soares, de 25 años, lo resumió así: “Este 11 de septiembre de 2025 es un día histórico, un punto de inflexión en la lucha contra el fascismo”.
Con esta decisión, Bolsonaro se convierte en el tercer expresidente brasileño condenado por la justicia. Una imagen potente en una región acostumbrada a ver cómo el poder, una vez perdido, suele traer facturas judiciales de proporciones monumentales.
El Supremo Tribunal Federal de Brasil condenó a Jair Bolsonaro a 27 años y tres meses de prisión por el intento de golpe de Estado de 2022. La sentencia provocó una profunda división en el país: mientras en bares y plazas de Brasilia se celebró como una victoria democrática, los sectores afines al exmandatario denuncian una persecución política y preparan apelaciones ante instancias internacionales.
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
Jair Bolsonaro fue condenado a 27 años y tres meses de prisión por el Supremo Tribunal Federal de Brasil, acusado de haber promovido un intento de golpe de Estado tras perder las elecciones presidenciales de 2022 ante Luiz Inácio Lula da Silva.
Una sentencia histórica y un país dividido
La resolución, emitida este jueves 11 de septiembre, desató celebraciones en sectores de izquierda, especialmente en la ciudad de Brasilia, donde bares y plazas se convirtieron en centros de festejo. En el bar Pardim, bastión simbólico de la militancia progresista, el ambiente fue de júbilo: pantalla gigante, barbacoa y 80 cajas de cerveza para acompañar la transmisión del juicio.
«Hoy podemos celebrar, porque se ha hecho justicia», expresó Sofía Araujo, estudiante de 20 años, mientras aplaudía la decisión del Tribunal Supremo. En ese mismo bar había festejado, el 30 de octubre de 2022, la victoria electoral de Lula da Silva.
En contraste, frente a la residencia del exmandatario, donde cumple prisión domiciliaria, la escena era opuesta: calles semivacías, un par de pancartas, y promesas de vigilia por parte de sus seguidores. «La condena es injusta», declaró Rodrigo Rodrigues, taxista en Brasilia, convencido de que Bolsonaro aún puede ser candidato en 2026.
Reacciones en redes y tensiones internacionales
La condena generó una ola de indignación en redes sociales, especialmente entre sectores de derecha, que lanzaron consignas como “Suprema persecución” y “Quieren matar a Bolsonaro”. La defensa del exmandatario anunció que apelará y recurrirá incluso a organismos internacionales.
Desde Estados Unidos, el expresidente Donald Trump no tardó en reaccionar, denunciando una “caza de brujas” contra su aliado brasileño, y justificando nuevas sanciones comerciales contra Brasil.
Para muchos brasileños, esta sentencia representa un hito en la defensa de la democracia. João Marcelo Lopes Soares, de 25 años, lo resumió así: “Este 11 de septiembre de 2025 es un día histórico, un punto de inflexión en la lucha contra el fascismo”.
Con esta decisión, Bolsonaro se convierte en el tercer expresidente brasileño condenado por la justicia. Una imagen potente en una región acostumbrada a ver cómo el poder, una vez perdido, suele traer facturas judiciales de proporciones monumentales.