La tensión entre Estados Unidos y Rusia escaló tras las recientes declaraciones del presidente Donald Trump, quien advirtió que podría acortar el plazo de 50 días otorgado a Moscú para negociar un acuerdo de paz con Ucrania. La advertencia incluye la amenaza de imponer “aranceles muy duros” a Rusia y sanciones secundarias a sus socios comerciales.
El ultimátum original fue anunciado por Trump durante una reunión con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. En esa instancia, el presidente estadounidense advirtió que, si en 50 días no se lograba un acuerdo, las consecuencias serían severas. Sin embargo, fuentes cercanas a la Casa Blanca indicaron que Trump se siente “decepcionado con Putin” y evalúa acortar ese plazo.
La respuesta de Rusia
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, calificó las condiciones como “poco realistas” y expresó dudas sobre la posibilidad de cumplir con el plazo impuesto por Estados Unidos. Esta respuesta refleja el escepticismo de Moscú frente a la presión creciente de Washington.
Armas y sanciones: la estrategia de la Casa Blanca
En paralelo a las amenazas comerciales, la administración Trump confirmó un incremento en el envío de armamento defensivo a Ucrania a través de la OTAN, reforzando la posición de Kiev en un eventual proceso de negociación.
Un escenario incierto
Analistas internacionales advierten que la estrategia de Trump podría acelerar una resolución del conflicto, aunque también implicar riesgos de impacto económico global. Con Rusia firme en su postura y el reloj político avanzando, las próximas semanas serán clave para determinar si esta presión llevará a la paz o a una mayor escalada de tensiones.