Desde el Salón Oval, el presidente de EE.UU., Donald Trump, lanzó un ultimátum a Vladimir Putin: si Rusia no acuerda un alto el fuego en Ucrania en los próximos 50 días, impondrá aranceles del 100% a las exportaciones rusas y sanciones económicas a países que comercien con Moscú. Además, anunció un paquete de misiles Patriot coordinado con la OTAN, mientras expresó su creciente frustración con el presidente ruso y su negativa a frenar la ofensiva militar.
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Trump volvió a hacer lo que mejor le sale: poner una bomba diplomática sobre la mesa y mirar a cámara sin parpadear. Esta vez, desde el Salón Oval y sin necesidad de apretar el botón rojo, le tiró un reloj de arena a Putin: **50 días o arancelazo**. Porque si no hay paz en Ucrania, no habrá ni vodka ni gas que se exporte sin pagar un impuesto del 100%. Y no solo eso: los países que sigan comprando petróleo ruso también van al banquillo. Nadie dijo que la geopolítica no podía tener un poco de reality show.
Trump, siempre dispuesto a repartir culpas y misiles con igual entusiasmo, también reveló que enviará sistemas Patriot a Ucrania en un acuerdo que, según él, no le costará un dólar a EE.UU., porque «los europeos pagan». De pronto, la OTAN pasó de ser una “estafa” a “una alianza con mucho espíritu”. Plot twist: Europa le cayó bien por un rato.
Pero lo que más llamó la atención fue ver a Trump en un tono que rozó el existencialismo. Se confesó “decepcionado” con Putin, como quien esperaba flores y recibió un misil. Dijo que hablaron varias veces, que las llamadas fueron “muy buenas”… y después caían misiles sobre Kiev. Puro ghosting geopolítico.
El expresidente que prometía terminar la guerra “en 24 horas” (pero en modo sarcástico) ahora suena más como un jefe de recursos humanos cansado de que no le contesten los mails. Eso sí, aclaró que Putin engañó a todos: a Clinton, Bush, Obama, Biden… pero no a él. A él solo lo frustró, lo hartó, pero no lo engañó. Clarísimo.
Desde Moscú, la respuesta fue una mezcla de sarcasmo y alza en la bolsa: el índice subió un 2,5% y un legislador ruso dijo que “esto es solo aire”. Parece que ni Putin ni Wall Street se están tomando muy en serio el cronómetro de Trump. ¿Y si el que pone el deadline termina corriéndolo? Spoiler: es probable.
Mientras tanto, el Senado estadounidense debate un proyecto que busca imponer aranceles del 500% a los aliados comerciales de Rusia. Pero Trump, fiel a su estilo, le bajó el precio: “No estoy seguro de que lo necesitemos”. Porque si hay algo que el magnate sabe hacer es lanzar amenazas de alto impacto y dejar abierta la puerta de salida. Por las dudas.
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Donald Trump, presidente de Estados Unidos, lanzó este lunes 14 de julio un duro ultimátum a su par ruso, Vladimir Putin, desde el Salón Oval de la Casa Blanca. Si Rusia no acuerda un alto el fuego en Ucrania en un plazo de 50 días, la administración norteamericana impondrá aranceles del 100% a los productos rusos importados, así como sanciones económicas a países que mantengan vínculos comerciales con Moscú.
Durante su encuentro con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, Trump fue categórico: “Estamos muy, muy descontentos con Rusia, y vamos a imponer aranceles muy severos si no tenemos un acuerdo en unos 50 días”. Además, anunció un nuevo paquete de asistencia militar para Ucrania, que incluye el envío de misiles Patriot, financiados por países europeos.
En línea con esta estrategia, Trump advirtió que los “aranceles secundarios” también afectarán a naciones que continúen adquiriendo petróleo u otros productos rusos. El objetivo, explicó, es presionar indirectamente al Kremlin y aislarlo del sistema económico global.
Frustración y reclamos hacia Putin
Trump, visiblemente molesto, expresó su creciente frustración con Putin por la continuidad de los bombardeos sobre Ucrania, incluso tras mantener “llamadas muy buenas” con el mandatario ruso. “Todo son palabras, y luego los misiles entran en Kiev y matan a 60 personas. Esto tiene que parar”, declaró.
El presidente estadounidense aseguró que Putin ha “engañado a Clinton, Bush, Obama y Biden”, pero no a él. Sin embargo, reconoció que las conversaciones diplomáticas ya no son suficientes: “Hablar no sirve. Tiene que haber resultados”.
Armas, OTAN y pulseada interna
Junto con el ultimátum, Trump anunció un acuerdo con la OTAN para el envío de armamento a Ucrania, que incluirá misiles Patriot y será financiado por Alemania, Finlandia, Dinamarca, Suecia, Noruega, Reino Unido, Países Bajos y Canadá. El secretario Rutte calificó el acuerdo como “un paso adelante” de los europeos.
Al mismo tiempo, en el Congreso estadounidense avanza un proyecto de ley que propone imponer aranceles del 500% a países que comercien con Rusia, aunque Trump se mostró escéptico sobre su necesidad: “No estoy seguro de que la necesitemos”.
Desde Moscú, la reacción fue moderada. El índice bursátil local subió un 2,5% tras el discurso de Trump y varios legisladores desestimaron el impacto inmediato de la amenaza. Incluso, algunos sugirieron que el plazo de 50 días podría modificarse.
En medio de crecientes presiones internas y una situación internacional cada vez más volátil, el líder republicano apuesta a una combinación de advertencias económicas, apoyo militar indirecto y presión diplomática, mientras intenta mantener el control de una narrativa que ya no responde solo a sus tiempos ni a sus formas.