En el gobierno argentino tomaron nota, con cierta satisfacción, de las novedades llegadas desde Washington el último viernes. Mauricio Claver Carone, el enviado de la administración para América Latina dentro del Departamento de Estado, anunció su salida del puesto este mes para regresar al sector privado.
Claver Carone es una figura que ha mantenido una relación tensa con Argentina, marcada por “incidentes” políticos del pasado y un marcado enfrentamiento con funcionarios del actual gobierno de Javier Milei, como el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el ministro de Economía, Luis Caputo. El funcionario estadounidense también ha sido insistente en sus reclamos para que Argentina se desentienda del swap con China y se aleje de la potencia asiática, una posición difícil de sostener en el contexto económico actual.
Con un alto poder en el primer gobierno de Trump, como consejero nacional de la Casa Blanca, la influencia de Claver Carone había disminuido en esta segunda administración. Hay quienes sugieren una relación poco fluida con el secretario de Estado, Marco Rubio, de origen cubano americano como él, pero con un creciente protagonismo internacional y una influencia nacional en aumento. De hecho, Trump nombró recientemente a Rubio como asesor de seguridad nacional, aunque de forma temporaria.
El pasado viernes, dos fuentes del Gobierno consultadas por Clarín recibieron con agrado las declaraciones de Claver Carone a la agencia Bloomberg. En la entrevista, donde inicialmente abordaba la salida de asilados venezolanos de la embajada argentina en Caracas y el operativo liderado por Rubio y su equipo, se conoció la noticia de su próxima partida.
Según Bloomberg, el funcionario volverá a codirigir su empresa privada, Lara Fund, un fondo de inversión con sede en Miami. Claver Carone ya había trabajado allí después de ser removido de la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), un período que cimentó su mala relación con Francos y con Argentina.
“Como empleado especial del gobierno, no puede ejercer sus funciones durante más de 130 días, un hito que alcanzaría a finales de mayo”, indicó la agencia Bloomberg, refiriéndose a la ley estadounidense que regula el tiempo en que una persona puede servir en un puesto federal sin confirmación del Senado.
Historial de roces con Buenos Aires
Abogado y de origen cubano español, Claver Carone es conocido por su postura de endurecer al máximo la política de Washington hacia los regímenes latinoamericanos. Se auto-identifica como un “halcón”, aunque sus críticos señalan un exceso de declaraciones y una presión pública poco diplomática hacia aquellos que discrepan con la política de Estados Unidos.
Su participación fue relevante para el gobierno de Mauricio Macri durante la primera presidencia de Trump. Como director de Estados Unidos en el Fondo Monetario Internacional, fue un actor clave para la aprobación del préstamo de US$ 57.000 millones otorgado a Argentina, el más grande en la historia del organismo. Su posterior resentimiento y críticas veladas a la gestión de ese préstamo y a quien fuera ministro de Economía en ese período, Luis Caputo, fueron de público conocimiento.
“El programa más grande en la historia del Fondo Monetario lo empujamos para la Argentina. Que se haya manejado mal por parte de la Argentina y les haya costado una elección, es otra cuestión”, declaró en 2020.
En ese entonces, ya se había distanciado del gobierno de Alberto Fernández. Enviado por Trump para la asunción presidencial el 10 de diciembre de 2019, Claver Carone se retiró abruptamente de los actos oficiales al constatar que el kirchnerismo había invitado con igual protocolo al ministro de Comunicación del régimen chavista, Jorge Rodríguez, sujeto a sanciones por parte de Washington.
Posteriormente, dirigió sus críticas hacia Francos, representante de Argentina ante el BID. En 2020, Claver Carone se convirtió, por impulso de Trump, en el primer presidente estadounidense del BID, una elección que generó protestas de Argentina y otros países latinoamericanos.
El gobierno de Alberto Fernández lo acusó de trabar créditos del organismo. Francos, por su parte, lo enfrentaba abiertamente. Más tarde, Claver Carone acusaría al gobierno de Fernández, y particularmente a Francos, de estar detrás de la maniobra que derivó en su destitución en el Banco.
Claver Carone sostiene que fueron ellos quienes denunciaron, de forma «anómica», su relación amorosa con su jefa de gabinete, Jessica Bedoya, a quien había llevado al BID tras trabajar juntos en el Consejo de Seguridad de la Casa Blanca. La destitución en el BID se fundamentó en que las acciones para favorecer a Bedoya con ascensos en la institución violaron el código ético del organismo.
“Claver fue un desastre por varios motivos. Por haber tenido una relación impropia, por haber incrementado el salario a esta relación impropia de una manera desproporcionada, por haber mentido y por estos manejos arbitrarios y autoritarios que lo mostraron como un verdadero matón”, sentenció Francos en 2022.
En un cruce de declaraciones públicas, Claver Carone calificó a Guillermo Francos de “hipócrita” y “mentiroso”, y afirmó que “era más kirchnerista que Cristina y más albertista que Alberto”. También declaró que “representa lo peor de la casta política argentina. Nunca he visto tanta hipocresía en un político de ningún país”.
Su llegada a este segundo mandato presidencial en Estados Unidos no estuvo exenta de rumores. Uno de ellos indicaba que pretendía, al menos, la remoción del jefe de Gabinete de Milei, algo que no se concretó ni se insinuó. El actual gobierno argentino optó por no responder a sus embates y mantuvo siempre la comunicación con Marco Rubio, cuya disposición hacia Argentina es percibida como totalmente opuesta a la de Claver Carone.
El Gobierno argentino tampoco respondió a los recientes y severos reclamos de Carone respecto a la relación económica de Argentina con China.
«No voy a entrometerme en medio de unas negociaciones que está llevando a cabo con el Fondo Monetario porque queremos que tenga éxito, pero lo que sí eventualmente lo que quisiéramos es que termine la famosa línea de crédito que tiene Argentina con China«, afirmó recientemente. Sin embargo, días después, el país extendió ese crédito entre los bancos centrales de ambos países.
Pocos días después de estas declaraciones, llegó a Buenos Aires el secretario del Tesoro, Scott Bessent. Su visita fue considerada un fuerte gesto de apoyo en el contexto del nuevo acuerdo con el FMI. Bessent transmitió un mensaje similar al de Claver Carone, pero utilizando un lenguaje y gestos diplomáticos, y con la comprensión de que una ruptura con China, sin un apoyo directo de Washington, es poco viable para Argentina en la actualidad.