En las elecciones para renovar 30 de las 60 bancas de la Legislatura porteña, un preocupante desplome en la participación ciudadana marcó la jornada de este domingo. En este contexto, el candidato alineado con el gobierno de Javier Milei, Manuel Adorni, alcanzó la victoria con poco más del 30% de los sufragios. El oficialismo nacional logró un doble objetivo: desplazar al candidato del PJ-kirchnerismo, Leandro Santoro, al segundo lugar, con una diferencia superior a los dos puntos porcentuales, y relegar al PRO, que postuló en primer lugar a Silvia Lospennato, a un distante tercer puesto con apenas el 15% de los votos. Esta elección se consolida como un paso relevante en la estrategia manifestada por Milei de “deglutir” al partido fundado por Mauricio Macri.
Histórico descalabro del PRO
Más allá de su carácter distrital, estos comicios cobraron, desde hace tiempo, una dimensión de alcance nacional. Esto se explica en parte porque la Ciudad Autónoma de Buenos Aires funciona como una vidriera para el resto del país, pero fundamentalmente por el desafío directo lanzado por la Casa Rosada a los primos Mauricio y Jorge Macri. Al buscar arrebatarles su histórico bastión, La Libertad Avanza influyó, entre otros motivos, en la decisión del actual jefe de gobierno porteño de desdoblar las elecciones locales de las nacionales.
El notorio descalabro del PRO, que no logró imponerse en ninguna de las 15 comunas porteñas, lo sitúa en una posición de debilidad para futuras negociaciones con los libertarios. Esto incluye tanto un posible acuerdo de cara a las elecciones provinciales de Buenos Aires, previstas para el 7 de septiembre, como en las legislativas nacionales de octubre. Resulta paradójico que el PRO de Macri haya sido el principal pilar de gobernabilidad para Milei, actuando como un aliado crucial en la aprobación de iniciativas como la Ley Bases, votando en contra de la recomposición jubilatoria y el financiamiento universitario, y bloqueando la investigación parlamentaria del reciente escándalo.
La democracia en pausa
La elección de este domingo se vio empañada por un estrepitoso derrumbe en la participación, que alcanzó apenas el 53%. Esta apatía y desinterés ciudadano en ejercer el derecho al voto debería ser un llamado de atención urgente para la clase política y para el sistema democrático en su conjunto. Es importante destacar que este fenómeno no es un hecho aislado, ya que el calendario electoral iniciado este año en Santa Fe y continuado el pasado 11 de mayo en otras cuatro provincias, también registró una notable caída en la concurrencia a las urnas.
Con su 30%, La Libertad Avanza exhibió un visible “crecimiento violeta” en la Ciudad, especialmente si se analiza su breve historial en el distrito. Su incursión comenzó en 2021 con la llegada de Milei y Victoria Villarruel a Diputados, con el 17% de los votos, cifra que ascendió al 20% para Milei en las presidenciales de 2023, ubicándolo tercero en la Ciudad (aunque luego se impondría con el 57% en el balotaje frente a Sergio Massa). Desde el búnker, Milei no ocultó su intención de avanzar sobre el electorado del PRO: “Hoy es un día bisagra, se pintó de violeta el bastión amarillo”, afirmó con una pizca de exageración, e instó a “pintar de violeta todo el país”. Cabe aclarar que, en rigor, aproximadamente la mitad de la Ciudad votó a la lista encabezada por Leandro Santoro, identificada con el color verde.
La estrategia de Santoro
Por su parte, Leandro Santoro, con una campaña notablemente “deskirchnerizada”, si bien logró una elección acorde a los porcentajes históricos del PJ porteño, no consiguió posicionarse de manera contundente. No logró capitalizar la visible dispersión del espacio que alguna vez fue Juntos por el Cambio ni el actual mal momento del partido amarillo.
El ex jefe de gobierno porteño y ex precandidato presidencial, Horacio Rodríguez Larreta, alcanzó su objetivo de “volver” a la escena política con un modesto 8%, cifra que, no obstante, le permite acceder a la Legislatura con tres diputados por su lista. Desde esta nueva posición, espera reinsertarse en la disputa política de cara a 2027. Parece quedar en evidencia que, en la pugna por el liderazgo de la derecha en Argentina, el mileismo en ascenso “comió” del PRO en caída. Ni siquiera la suma de los votos de Lospennato y Larreta hubiera sido suficiente para superar a Adorni, ni para desplazar a Santoro del segundo lugar.
Más allá de los primeros puestos, solo el Frente de Izquierda, con Vanina Biasi al frente de la boleta, logró superar el piso del 3%, aunque con un resultado que sabe a poco, considerando que la Izquierda supo cosechar mejores porcentajes en años recientes. Sería la única legisladora ingresando por su espacio.
Un verdadero derrumbe sufrió Ramiro Marra, considerado uno de los referentes “libertarios blue”, quien no alcanzó el 3% necesario y quedó fuera de la Legislatura. De esta manera, la lista oficial de Adorni conjuró el potencial desafío de una fuga de votos que, finalmente, no se materializó en las urnas.
En el marco de la fragmentación de lo que fue Juntos por el Cambio, también se presentaron otras listas que no lograron alcanzar el piso del 3%, como la de Paula Oliveto por la Coalición Cívica y la radical Lula Levy por Evolución, quedando también fuera de la Legislatura. Otros candidatos como el peronista Alejandro Kim y el ex director técnico de fútbol Caruso Lombardi tampoco consiguieron el porcentaje requerido. Un total de otros siete candidatos ni siquiera superaron el 1% de los votos.