¿Paz mundial? ¡Qué plomo! Argentina, cual rebelde con causa (o sin ella, quién sabe), votó en contra. Parece que Milei anda copiando la tarea de Trump y Netanyahu. ¿Casualidad? No lo creo.
Mientras tanto, en Ginebra, la ONU le tiró un palito al gobierno por los nombramientos en la Corte Suprema y el ajuste económico. «Che, Milei, ¿todo bien en casa?», le preguntaron sutilmente. La respuesta argentina: «Métanse en sus asuntos». Diplomáticos de carrera buscando laburo en LinkedIn, urgente.
Argentina se aísla en la ONU: Rechazo a la paz y críticas por la justicia
Argentina protagonizó dos controversias en el ámbito de las Naciones Unidas en los últimos días. Primero, votó en contra de la resolución que establece el 28 de enero como Día Internacional de la Coexistencia Pacífica, quedando alineada únicamente con Estados Unidos e Israel. Segundo, recibió críticas del Alto Comisionado para los Derechos Humanos por el nombramiento de jueces en la Corte Suprema y las políticas de austeridad implementadas.
El voto solitario contra la paz
El representante argentino ante la ONU, Francisco Tropepi, votó en contra de la resolución propuesta por Baréin que proclamaba el 28 de enero como Día Internacional de la Coexistencia Pacífica. La decisión, que contó con el apoyo de 163 países, deja a Argentina en una posición de aislamiento internacional, emulando las posturas de Donald Trump y Benjamín Netanyahu. La abstención de Paraguay y Perú completa el cuadro de la región. Esta postura contrasta con la histórica tradición argentina de apoyo a la paz en foros multilaterales.
Tensiones en Ginebra: Derechos Humanos y austeridad
El Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Volker Türk, expresó su preocupación por las recientes acciones del gobierno argentino, en particular, el nombramiento por decreto de jueces de la Corte Suprema y el impacto de las políticas de austeridad en la población. Türk cuestionó si estas medidas podrían socavar la independencia judicial y el estado de derecho, además de agravar la situación de pobreza en el país. La respuesta del embajador argentino, Carlos Foradori, fue tajante, calificando la intervención de Türk como una «intromisión en la democracia». Sin embargo, la defensa argentina se asemeja a la utilizada por regímenes cuestionados en materia de derechos humanos, generando preocupación en la comunidad internacional.
Vacío diplomático en la Cancillería
La Cancillería argentina enfrenta un déficit de funcionarios con experiencia en temas de derechos humanos y tratados internacionales. La designación de Úrsula Basset como Directora de Derechos Humanos, cuya especialidad no se encuentra en este ámbito, ha generado sorpresa en el cuerpo diplomático. Su anterior participación en la Asamblea General de la OEA, defendiendo posturas que aislaron al país, y la irregularidad de su contratación previa, aumentan las dudas sobre su capacidad para afrontar las críticas internacionales. La falta de una comunicación oficial sobre su nombramiento refuerza la percepción de improvisación en la política exterior argentina.