el complejo ajedrez del peronismo bonaerense: desconfianzas cruzadas y la sombra de las no-paso
La reciente cumbre que congregó a Axel Kicillof, Máximo Kirchner y Sergio Massa delineó lo que para el peronismo bonaerense se presenta como un incipiente camino hacia un eventual acuerdo electoral. Sin embargo, el terreno se percibe aún minado por las desconfianzas acumuladas tras meses de confrontaciones soterradas, una latente pulseada por el liderazgo del espacio, y focos de encono en diversos municipios. El reloj avanza, y los días restantes hasta el cierre de listas prometen ser de una tensión palpable.
Un avezado dirigente cercano a Kicillof, con la templanza que solo otorga el realismo político, ofreció una perspectiva sin dramatismos: «Si nos venimos puteando hace un año, era imposible que salgamos la reunión con todo resuelto». Esta frase encapsula la idiosincrasia de un peronismo en constante ebullición, donde las fricciones internas son casi una parte inherente del proceso. A más de una semana del plazo para presentar los frentes –y con otros diez días para la negociación de candidaturas– este escenario de alta tensión es prácticamente previsible.
la geometría de las candidaturas: sin pasiones ni pasiones
La reunión, celebrada en la sede de la gobernación en la calle 6 de La Plata, evitó sumergirse de lleno en la asignación nominal de candidaturas. Se consensuó que estas definiciones recaerán en la tríada de referentes, quienes evaluarán las perspectivas de los posibles postulantes en las ocho secciones electorales bonaerenses. Las encuestas, herramienta comodín ante la falta de consenso, emergen como el mecanismo predilecto para intentar destrabar los nudos.
La Tercera Sección, que abarca el sur del Área Metropolitana de Buenos Aires y que en su momento «había elegido Cristina Kirchner» antes de su confirmación de condena y prisión por la causa Vialidad, se perfila como el epicentro de la discordia. Las eventuales postulaciones de Máximo Kirchner o Mayra Mendoza encuentran una férrea resistencia entre los intendentes afines a Kicillof, quienes impulsan figuras como Mariano Cascallares o Verónica Magario. Desde el búnker del Instituto Patria, sin embargo, desestiman rotundamente la posibilidad de que el titular del PJ bonaerense encabece la boleta.
municipios en ebullición: donde la calle no es de seda
Otro escollo significativo se manifiesta en la confección de las listas de concejales. Sin las PASO para dirimir conflictos mediante la competencia interna, las disputas se cristalizan de manera acuciante en municipios sin gestión peronista, así como en aquellos donde las internas son históricamente intensas. El kirchnerismo tiene la mirada puesta en La Matanza, donde se vislumbra un posible armado a través del camporista Facundo Tignanelli, quien podría desafiar al actual intendente Fernando Espinoza, cercano a Kicillof.
En Morón, el intendente Lucas Ghi, también alineado con el gobernador, libra una batalla sin cuartel con su otrora mentor, Martín Sabbatella, quien ha manifestado su firme intención de encabezar una lista de concejales. Avellaneda presenta también su propio drama: Jorge Ferraresi evalúa la posibilidad de ser candidato, sin intenciones de ceder espacios a La Cámpora. «“¿Ellos van a abrir en Quilmes y en Lanús? Nosotros no los necesitamos”», dispararon desde el municipio, aludiendo a los resquemores con Mendoza y Julián Álvarez.
La lista de casos complejos se extiende. Tigre, distrito de Sergio Massa bajo la gestión de Julio Zamora, y Hurlingham, en manos del camporista Damián Selci y en conflicto con el exjefe comunal Juan Zabaleta, completan el panorama. Zamora y Zabaleta, en un giro propio de un thriller político, exploran una construcción por fuera del peronismo tradicional, junto a Fernando Gray de Esteban Echeverría.
la falacia de las colectoras y la estrategia esquiva
Ante la ausencia de las PASO y para sortear posibles divisiones, un sector de intendentes –tanto de la órbita de Kicillof como kirchneristas– sopesó la posibilidad de restablecer las colectoras en la categoría de concejales. Esta maniobra permitiría que más de una lista confluyera con la boleta de legisladores provinciales. Los impulsores argumentaban que un decreto del gobernador bastaría para tal fin. No obstante, más allá de la discusión técnica sobre la potestad –si era decisión ejecutiva o legislativa–, desde el entorno del mandatario la idea fue frontalmente descartada. «“No hay ninguna chance. Estamos diciendo que está en peligro la democracia, que Milei se lleva puesto todo, ¿y vamos a cambiar las reglas a una semana del cierre para que alguien pueda meter un concejal más? Que se pongan de acuerdo de alguna manera”», argumentó un ministro bonaerense, dando por tierra con las aspiraciones de tantos.
Durante la cumbre platense, se generó un contrapunto respecto a si la estrategia electoral recaería sobre los hombros de Kicillof. Desde el massismo se afirmó que sí, e incluso que Máximo Kirchner compartía esa visión, pero desde La Cámpora rápidamente desmintieron tal aseveración. Cercanos al gobernador, con una calculada cautela, relativizaron la cuestión. Al no ser Axel el único en elegir candidatos, prefirieron atajarse de una posible «trampa» en caso de una derrota. «“Nuestra propuesta es que la estrategia y las listas se definan en la mesa. Si no, le van a echar la culpa de todo a Axel”», aclararon, anticipando un reparto de responsabilidades, o de culpas, según se vea.
La saga de reuniones peronistas tendrá su próximo capítulo el martes en San Vicente, donde se espera un encuentro del Consejo del PJ bonaerense, convocado por su titular, Máximo Kirchner. Uno de los puntos salientes será la convocatoria al Congreso partidario, presidido por Espinoza, que tendrá la misión de facultar, el próximo sábado, a las autoridades para conformar el frente electoral con los espacios aliados, de cara a los comicios del 7 de septiembre. El peronismo bonaerense sigue su marcha, entre negociaciones, chicanas y el incierto devenir de lo que, para muchos, es menos una estrategia y más una odisea.