García-Mansilla renuncia a la Corte: ¿la jugada política que nadie vio venir?

Redacción Cuyo News
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El Semitón

El Senado rechazó el pliego de García-Mansilla para la Corte Suprema con una contundente votación de 51 votos en contra. Tras una inicial reacción ambigua, el ahora exministro presentó su renuncia.

Una designación controvertida y un final abrupto

La designación por decreto de Manuel García-Mansilla como ministro de la Corte Suprema por parte del presidente Javier Milei generó controversia desde el principio. El Senado, dominado por la oposición peronista, retrasó el tratamiento de su pliego y el de Ariel Lijo durante casi un año. Finalmente, el rechazo del Senado, con una amplia mayoría de votos provenientes de diversos bloques políticos, precipitó la renuncia de García-Mansilla. En su carta de renuncia, el exministro justificó su aceptación inicial del cargo por decreto, argumentando circunstancias diferentes a la designación en comisión de Rosatti y Rosenkrantz durante la presidencia de Mauricio Macri. También cuestionó la postura de Rosatti y Rosenkrantz, quienes sostenían que la Corte podía funcionar con tres miembros.

La «chanchada» política y la impunidad de Cristina Kirchner

La decisión del Senado estuvo marcada por la «chanchada» política, como la calificó la diputada Victoria Villarruel. El peronismo, buscando la impunidad de Cristina Kirchner en sus causas judiciales, utilizó los pliegos de la Corte como moneda de cambio para negociar una posible ampliación del máximo tribunal y la designación de jueces afines. Incluso se llegó a mencionar el nombre de Miguel Ángel Pichetto como posible candidato, propuesta que este declinó.

El lobby de Lijo y el desenlace inevitable

El juez federal Ariel Lijo, designado junto con García-Mansilla, realizó intensas gestiones para conseguir los votos necesarios en el Senado. Sin embargo, estas acciones, que incluyeron presiones a gobernadores y senadores, terminaron perjudicando a ambos candidatos. La necesidad de Cristina Kirchner de mostrar una victoria política frente a Milei, sumada a la impavidez del gobierno ante la inminente derrota en el Senado, sellaron el destino de García-Mansilla. Un amparo presentado por el juez Alejo Ramos Padilla y una posible denuncia penal hicieron insostenible su continuidad en la Corte. Finalmente, García-Mansilla, «un académico brillante sin padrinos ni compromisos políticos», presentó su renuncia. Su breve paso por el máximo tribunal terminó de manera abrupta, dejando un vacío en la Corte Suprema y un escenario político aún más complejo.

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