¿Es García Mansilla un agente doble? El juez nombrado por decreto le bajó el pulgar a Lijo y en la Rosada dudaron de si era un fallo o una joda. Milei, mientras tanto, aplaude la «independencia» del magistrado. ¿Independencia o opereta?
El Gobierno, con la sutileza de un elefante en una cristalería, intenta imponer sus candidatos a la Corte y el acuerdo con el FMI vía DNU. ¿El Congreso? Un mero espectador en esta tragicomedia política.
Francos, con la cara de póker de un tahúr profesional, declara que «no hay plan B para Lijo”. Parece que el plan A es rezar para que el Senado se aburra y se vaya de vacaciones.
Juego de tronos en la Rosada: El Gobierno desafía al Congreso con el FMI y la Corte
El Gobierno nacional, en medio de la tormenta política desatada por el caso «$Libra» y la creciente tensión con la oposición, ha decidido avanzar con dos medidas clave: el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los nombramientos en la Corte Suprema de Justicia. Ambas decisiones se tomarán por decreto de necesidad y urgencia (DNU), esquivando la aprobación del Congreso, lo que ha generado fuertes críticas y acusaciones de autoritarismo.
La jugada de García Mansilla y el desconcierto en el oficialismo
La designación del juez Manuel García Mansilla en la Corte Suprema, por decreto y en comisión, ha añadido un nuevo capítulo a la saga judicial. Su reciente fallo en contra de la designación de Ariel Lijo, quien pretendía una licencia como juez federal para ascender a la Corte, ha generado sorpresa y desconcierto en el oficialismo, que inicialmente puso en duda la veracidad del fallo. Mientras tanto, desde el entorno de Javier Milei se ha defendido la «independencia de criterio» de García Mansilla, una postura que fue respaldada por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos. Sin embargo, la oposición busca impugnar el nombramiento de García Mansilla, argumentando que mintió al asegurar que no aceptaría un nombramiento en comisión.
Negociaciones y cartas bajo la manga
A pesar de la tensión, el Gobierno mantiene abiertos los canales de negociación con la oposición. El oficialismo cuenta con una poderosa herramienta de negociación: más de 200 pliegos para cubrir vacantes en la justicia federal, incluyendo jueces, fiscales y defensores públicos. Estos nombramientos podrían ser utilizados como moneda de cambio para lograr la aprobación de los pliegos de Lijo y García Mansilla. Además, aunque el Gobierno niega tener planes para ampliar la Corte Suprema, la posibilidad no se descarta por completo. El acuerdo con el FMI, que se espera sea anunciado en breve, podría ser un factor clave para destrabar la situación. El oficialismo apuesta a que el eventual desembolso del FMI genere una mejora en las expectativas económicas y allane el camino hacia las elecciones de octubre.