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En un giro dramático, o quizás solo otra jornada normal en la provincia de Buenos Aires, el gobernador Kicillof ha lanzado un ‘mea culpa’ disfrazado de llamado a la unidad peronista. Tras la reciente mudanza de Cristina Kirchner a un acogedor alojamiento con vigilancia 24/7 (según algunas fuentes, con acceso exclusivo a Netflix y una excelente conexión a internet), el peronismo bonaerense parece estar orando al santo patrón de las listas conjuntas. ¿Será que la prisión domiciliaria agudiza el ingenio político o simplemente es hora de que alguien tome las riendas?
Kicillof, con la templanza de un monje zen a punto de un ataque de nervios, ha solicitado a los referentes partidarios que, por favor, armen una lista ‘competitiva’. Como si en la política argentina la competitividad no fuese siempre un eufemismo para ‘ver quién tiene más votos’ y menos ‘quién es el mejor candidato’. Y sin ‘imposiciones’, claro, porque en el peronismo las decisiones se toman por consenso unánime, siempre que el consenso sea el que impone la cúpula.
El gobernador, cual director de orquesta sin batuta ni partitura, insistió en que el 7 de septiembre será una elección ‘muy territorial’. O sea, prepárense para ver a intendentes subidos a cada farola del conurbano, prometiendo desde arreglar veredas hasta traer la paz mundial, todo en pos de un puñado de votos. Las candidaturas testimoniales, esa gloriosa tradición argentina, están sobre la mesa. Porque no hay nada más honesto que postularse para ‘aportar al espacio’ y después volverse al sillón de casa.
Con el calendario electoral pisándole los talones (¡alguien debería darle un GPS a esos plazos!), Kicillof convocó a una ‘mesa de diálogo’. Dicen que las reuniones son inminentes, o quizás ya empezaron, pero sin confirmar, o tal vez mañana, o nunca. La cuestión es que hay una ‘vocación’ de unidad. Y sí, la vocación es importante, pero en política, más que una vocación, muchas veces parece una vocación de servicio a uno mismo.
Ah, y el desdoblamiento electoral… un misterio. Resulta que la boleta única electrónica para Nación y la de papel para provincia son una combinación explosiva, cual dinamita con lentejas. Para Kicillof, fue ‘para generar caos’. O sea, la oposición no busca ganar elecciones, sino sembrar el pánico en los votantes. Un plan maquiavélico digno de una película de espías de serie B.
Y claro, no podía faltar el gobierno nacional, ese gran punching bag de la política local. Milei desreguló todo, bajó aportes a provincias, quitó la obra pública, y ahora hay más gente pidiendo asistencia. Vaya, el karma existe y tiene forma de boleta única. Kicillof, con la frente en alto y la mirada perdida en el horizonte, lamentó que las provincias no emitan dinero, ni tengan financiamiento. Una verdadera lástima, porque si no, ya estarían imprimiendo billetes con la cara de Evita y comprándose un par de portaaviones.
En fin, la provincia de Buenos Aires, ese inagotable reservorio de tragedias y comedias políticas, sigue su rumbo. Con o sin Cristina, con o sin listas conjuntas, los bonaerenses tendrán que votar. Y seguramente, como siempre, lo harán con esa mezcla de resignación, esperanza y el eterno ‘vamos a ver qué pasa’. Un clásico argentino, servido con un semitono de humor ácido y una pizca de desesperación.
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Kicillof implora unidad peronista ante el desafío electoral y la detención de Cristina Kirchner
Buenos Aires, 20 de agosto de 2024. En un escenario político que emula una telenovela de intrigas palaciegas, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, ha emergido como el vocero de la urgencia peronista. Tras el inesperado giro procesal que envió a Cristina Kirchner a cumplir prisión domiciliaria, el peronismo bonaerense se encuentra en una encrucijada, y Kicillof ha tomado la batuta para orquestar lo que él denomina una "lista conjunta".
La consigna es clara: las candidaturas deben ser "las más competitivas". Una declaración que, en el ajedrez político local, se traduce en la imperiosa necesidad de sumar voluntades y desterrar "vetos". "Nuestro espacio y todos los espacios plantean eso que las listas sean las más competitivas y sin imposición de ningún sector, hay que sentarse a verlo", enfatizó Kicillof en declaraciones a C5N, al ser consultado sobre la posible sucesión de Máximo Kirchner en la Tercera Sección electoral. La cautela es la nueva audacia en un partido que baila al compás de la incertidumbre.
La danza de los intendentes y la boleta única
El calendario electoral, siempre implacable, ha puesto al peronismo contra las cuerdas. El 7 de septiembre se alza como la fecha clave, y Kicillof lo sabe. Por ello, instó a que las nóminas sean "respetuosas de los espacios y de los intendentes", pues la contienda será "muy territorial". No descartó, incluso, la omnipresencia de las candidaturas testimoniales, una estrategia tan vieja como efectiva en el arcón de la picardía política argentina. Se rumorea que ya hay intendentes practicando sus discursos de despedida al sillón municipal, solo por si acaso.
Con el 9 de julio como fecha límite para el cierre de alianzas y el 19 para la presentación de listas, Kicillof reveló haber convocado un ‘cónclave’ de urgencia, una "mesa para que se empiece a hablar de una lista conjunta". La iniciativa, según sus palabras, germinó tras su última conversación con la exmandataria antes de su reclusión. “Es un compromiso, lo habíamos hecho público, estoy convocando a estas mesas para llamar a otros sectores. Se habla de unidad pero eso es una construcción: esta coyuntura implica que hagamos una estrategia electoral conjunta que permita ponerle un freno a Milei”, sentenció, al recordar con aire dramático que “hace 20 años que el peronismo no gana una elección intermedia”. La urgencia es el telón de fondo de esta nueva obra.
El gobernador también se refirió al polémico desdoblamiento de las elecciones provinciales y nacionales, una decisión que, según él, lejos de simplificar, busca "generar caos". Atrás quedaron los días en que el voto era un acto solemne; ahora, parece, se ha convertido en una carrera de obstáculos. La Boleta Única Electrónica para la elección nacional y la de papel para la local, aseguró Kicillof, traerán un "caos" de proporciones épicas en la provincia de Buenos Aires. "La boleta única fue para generar caos, en la provincia de Buenos Aires generará mucha espera, es inconveniente para que la gente vote. No se tomó la decisión considerándome a mí ni a nadie, sino que por la cantidad de mesas me parece imposible”, esgrimió. Claramente, a veces, la modernidad es una pesadilla de papeleo.
El lamento de los fondos y la Corte Suprema
Pero la crítica de Kicillof no se detuvo en la esfera electoral. El gobernador bonaerense, sin perder la oportunidad, disparó munición pesada contra el gobierno nacional por el recorte de fondos a las provincias. El lamento es un estribillo que se repite en cada rincón del país: "Desde que asumió Milei se bajó el 35% el aporte a las provincias", y la consecuencia, según el mandatario, es un "triplicado" pedido de ayuda al gobierno bonaerense. Los jubilados, la obra pública, todo ha sido blanco de los recortes, según Kicillof. "Milei se apropió de los aportes de los jubilados, de la obra publica por completo, con un costo creciente y acumulativo", insistió, con un brillo particular en los ojos, como si cada recorte fuera una afrenta personal.
La reciente reunión en el CFI, donde gobernadores de diversas extracciones reclamaron fondos ATN y el fondo vial, es la prueba, según Kicillof, de la asfixia financiera que padecen las provincias. "Se lo distribuya entre las provincias porque eso no va a afectar el superávit fiscal", sostuvo, como si a nadie se le hubiera ocurrido antes. La situación es tan apremiante que varias provincias, incluida Buenos Aires con sus "nueve causas" pendientes, han apelado directamente a la Corte Suprema. Parece que la justicia es el último refugio cuando las arcas provinciales están más flacas que mono de calesita.
El panorama, según Kicillof, es desolador: "Hay dificultades grandes por el aumento de las demandas" en la provincia. Una vez más, el dedo acusador apuntó al gobierno nacional, esta vez por la desregulación de alquileres, medicamentos y prepagas. “Había gente que antes por modo privado accedía a medicamentos, a la vivienda y ahora no le alcanza”, concluyó el gobernador con un tono de preocupación genuina, o al menos, muy bien actuada.