La Legislatura bonaerense abre el juego para la reelección indefinida

¡Atención, público conocedor del arte de la política argentina! Nos encontramos frente a un nuevo giro argumental, un plot twist digno de telenovela vespertina con presupuesto holgado. La Legislatura bonaerense, ese teatro de operaciones donde las leyes se cocinan a fuego lento –y a veces, a fuego amigo–, parece decidida a dar marcha atrás en un tema tan candente como la reelección indefinida. Sí, señoras y señores, después de que hace seis años se consagrara el fin del “para siempre” en los cargos electivos provinciales –gracias a la concertación entre Vidal y Massa, ¡quién lo hubiera dicho!–, ahora los propios arquitectos de aquella norma, o sus herederos políticos, están dispuestos a dinamitarla. O al menos, a hacerle un boquete considerable. El martes, cual fecha señalada en el calendario de los aferrados a sus bancas, el Senado bonaerense pondrá en consideración un proyecto que, en criollo, significa: “volvemos a las andadas”. La reelección indefinida, ese dulce veneno para la alternancia, resurge de sus cenizas cual ave fénix con aspiraciones de eternidad. Pero ojo, la invitación a la inmortalidad política no es para todos. Por ahora, los agraciados serían los propios senadores –¡qué casualidad!–, los diputados –¡vaya sorpresa!–, y también los concejales y consejeros escolares. Es decir, los artífices de la ley se auto-concederían el privilegio. Una suerte de “háganse la norma y recojan los frutos”. El peronismo, en sus diversas vertientes (kirchneristas, massistas y demás hierbas), parece alistado para dar el sí, con alguna que otra acrobacia dialéctica para explicar el salto del “nunca más” al “hasta que las velas no ardan”. La cosa se pone más interesante con los llamados “libertarios blue”, que liderados por un exfundador de La Libertad Avanza que ahora le tira con munición gruesa a Milei, se sumarían al coro del “sí quiero”. Y para no quedarse afuera de la fiesta, algún radical de la tropa de Monzó también estaría dispuesto a alzar la mano. El PRO, por su parte, dice que hará fuerza en contra, con Ritondo jurando por todos los santos que defenderán la alternancia. Habrá que ver si las nuevas alianzas con el oficialismo nacional no les hacen flaquear la voluntad en el calor del recinto. Porque una cosa es decir ‘no’ en la conferencia de prensa, y otra muy distinta es el momento de levantar la mano. Donde parece que el proyecto no tiene las manos contadas –léase, no sobran los votos– es en Diputados. Pero en Unión por la Patria parecen confiados en que, a fuerza de rosca y operatoria de pasillo, lograrán la sanción definitiva. Después de todo, la política argentina es experta en sacar conejos de la galera cuando los intereses lo ameritan. Y como si todo esto fuera poco, el fantasma de la interna K sobrevoló el debate. Una senadora ligada a Larroque –el “Cuervo”, para los amigos del palo–, quiso meterle picante al asunto pidiendo que también se incluyera a los intendentes en el festín de la reelección indefinida. Una jugada que, según interpretan algunos, fue un “vuelto” en la pelea entre Máximo Kirchner y Kicillof. Porque en Argentina, hasta para decidir quién se queda para siempre en la banca, hay lugar para la interna. En fin, la Legislatura bonaerense, fiel a su estilo, nos regala otro capítulo de la serie ‘Vivir de la política y otros pormenores’. Un proyecto que huele a revanchismo de los que se quedaron con las ganas, un debate que promete chispazos y, en el fondo, la eterna discusión sobre si es mejor la experiencia eternizada o la alternancia renovadora. Hagan sus apuestas, señores y señoras, que el show está a punto de empezar. Y en honor a la verdad, este tipo de movidas hacen que la política sea… entretenida, al menos para los que miramos desde afuera. Y a veces, también para los que están adentro, dependiendo de qué lado de la reelección indefinida se encuentren.