Lun. 16.06.2025-18:53
La Vicepresidenta Cristina Kirchner no abandona el fragor de la política a pesar de la confirmación de su condena a seis años de prisión por parte de la Corte Suprema. Desde su departamento en la calle San José 1111, en el barrio de Constitución, mantiene un contacto permanente con un grupo selecto de dirigentes y militantes que la asesoran en lo que algunos analistas han definido como su «reconstrucción» política, un proceso que le ha otorgado, a todas luces, una nueva centralidad en el complejo tablero político bajo la gestión de Javier Milei.
En este círculo íntimo de incondicionales emerge con fuerza la figura de su hijo, Máximo Kirchner. El titular del Partido Justicialista bonaerense y líder de la agrupación La Cámpora reside, curiosamente, en un inmueble de unos setenta metros cuadrados cuya propiedad se atribuiría a Gerónimo Ustarroz, medio hermano del senador Eduardo «Wado» de Pedro. Esta cercanía geográfica le permite estar al tanto de los movimientos de su madre y de su hermana, Florencia Kirchner, al tiempo que no duda en encabezar actos proselitistas en la histórica sede justicialista de la calle Matheu, reivindicando el legado del kirchnerismo en una etapa de reconfiguración del peronismo.
La dinámica política de Cristina Kirchner, a pesar de las restricciones judiciales, demuestra su persistencia e influencia en el escenario nacional. Su capacidad para congregar a diversas corrientes del peronismo y mantener un diálogo constante con sus allegados evidencia la complejidad de un liderazgo que, a pesar de los reveses, sigue siendo un factor determinante en la política argentina.