En un giro de eventos que sorprendería a Maquiavelo (y probablemente lo haría reír a carcajadas desde su tumba), el Gobierno, cual barco a la deriva en medio de un tsunami de votos desfavorables, ha decidido cambiar el rumbo de su estrategia electoral. Parece que la brújula peronista, famosa por su precisión a la hora de navegar las aguas turbulentas de la política argentina, ha sufrido un desperfecto técnico de proporciones épicas.
Con la amenaza de una derrota en octubre acechando como un puma hambriento, el oficialismo ha decidido que es hora de hacer amigos. Pero no cualquier amigo, no. Apuntan a esos peronistas que, cual ermitaños políticos, han elegido observar la contienda desde la comodidad de sus sillones, sin atarse a ningún candidato.
¿Será esta una estrategia brillante para remontar la cuesta o un acto desesperado de un náufrago aferrándose a un salvavidas pinchado? Solo el tiempo (y las urnas) lo dirán. Mientras tanto, el espectáculo promete ser digno de una tragicomedia griega, con coros de votantes desconcertados y un final aún incierto.
El oficialismo recalcula tras las PASO
El Gobierno nacional se encuentra en proceso de redefinición de su estrategia electoral luego de los resultados obtenidos en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). La posibilidad de una derrota en las elecciones generales de octubre ha generado preocupación en el oficialismo, lo que ha llevado a la búsqueda de nuevos aliados dentro del peronismo.
Acercamiento a peronistas no alineados con Massa
La nueva estrategia se centra en acercarse a dirigentes peronistas que no se han alineado con la candidatura de Sergio Massa. Se busca ampliar la base de apoyo del oficialismo sumando a figuras que mantuvieron un perfil bajo durante la campaña de las PASO. Estos dirigentes, que no participaron activamente en la campaña previa, podrían aportar una nueva perspectiva y un caudal de votos que el oficialismo necesita para revertir la situación actual.
La advertencia de una posible derrota
La decisión de cambiar la estrategia surge luego de que varios aliados peronistas advirtieran al Gobierno sobre la posibilidad de una derrota en octubre si se mantenía el rumbo actual. Los resultados de las PASO, donde el oficialismo quedó en tercer lugar, encendieron las alarmas y pusieron en evidencia la necesidad de un golpe de timón. El objetivo es claro: ampliar la base electoral y convencer a los votantes de que el oficialismo es la mejor opción para el futuro del país.