Lijo pedirá licencia: ¿Estrategia de Milei para la Corte Suprema en riesgo?

Redacción Cuyo News
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Lijo a la Corte: Licencia estratégica y un futuro incierto

Ariel Lijo, nominado a la Corte Suprema por el presidente Javier Milei, no renunciará a su cargo como juez federal, sino que solicitará una licencia hasta el 30 de noviembre. La jugada busca asegurar su retorno al juzgado en caso de que el Senado no logre reunir los dos tercios necesarios para confirmar su nombramiento. «Es una promoción dentro del mismo poder y tiene derecho a pedir licencia», afirmó una fuente cercana a Lijo a Clarín. El trasfondo de esta decisión se encuentra en la falta de consenso político y en el fracaso de la sesión senatorial para votar su pliego la semana pasada. Esta estrategia le permite a Lijo evitar quedar en un limbo jurídico si la apuesta política de Milei y su asesor Santiago Caputo no prospera.

Un camino sinuoso con la Corte como árbitro

Para obtener la licencia, Lijo deberá ampararse en las acordadas de la Corte N° 12/2004 y 34/77, que regulan el régimen de licencias, así como en el decreto 3413/79. Dado que la licencia excede los 90 días, también requerirá la aprobación del Consejo de la Magistratura. La decisión final, sin embargo, recae sobre la Corte Suprema, compuesta por Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti. El máximo tribunal, que decide este tipo de cuestiones de manera colegiada, espera el decreto de Milei para los nombramientos antes de pronunciarse. Se trata de una situación sin precedentes, que incluso en ámbitos judiciales ha generado sorpresa. «La Corte termina aprobando hasta ‘licencias de jueces para participar de un seminario'», ironizó una fuente judicial.

Trasfondo político y la sombra de Lorenzetti

La candidatura de Lijo, impulsada por el juez Lorenzetti, ha encontrado resistencia en el Senado, donde no ha logrado los dos tercios necesarios para su aprobación en los últimos 11 meses. La estrategia de Lorenzetti, según diversas fuentes, apunta a recuperar la presidencia de la Corte con el apoyo de Lijo y, potencialmente, de García-Mansilla, decano de Derecho de la Universidad Austral. Este escenario se complejiza ante la reciente reelección de Rosatti como presidente del máximo tribunal hasta 2027, con los votos de Rosenkrantz y Maqueda. La tensa interna en la Corte, expuesta públicamente tras el retiro de Maqueda, añade un condimento extra al caso. «Todos los problemas empiezan cuando Lorenzetti pierde la presidencia de la Corte», declaró Maqueda recientemente, señalando una «ambición desmesurada» por parte de su colega. El nombramiento por decreto de Lijo y García-Mansilla evoca la polémica decisión de Mauricio Macri en 2015, que finalmente revirtió para buscar consenso en el Senado. La «forma de las decisiones» en la Justicia, como señaló una fuente judicial, será clave en la resolución de este caso. La coincidencia con el aniversario del fallecimiento de Néstor Kirchner, impulsor de un mecanismo de transparencia para los nombramientos en la Corte, agrega una cuota de ironía a un escenario judicial ya de por sí complejo.

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