El Gobierno insiste con Lijo y García-Mansilla para la Corte, mientras el kirchnerismo busca descarrilar las nominaciones
La pulseada por la Corte Suprema se traslada al Senado
El oficialismo apuesta a que la sesión del 3 de abril defina el futuro de las nominaciones de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla para la Corte Suprema. Mientras tanto, el kirchnerismo busca reunir los votos necesarios para rechazar ambas propuestas y reiniciar el proceso. Las negociaciones entre el oficialismo y la oposición son intensas, pero las divisiones internas en ambos bandos dificultan un acuerdo.
Gobernadores peronistas presionan por Lijo
Un factor clave en la disputa es la posición de algunos gobernadores peronistas, quienes estarían presionando para que se confirme la nominación de Lijo. Figuras como Ricardo Quintela, Gerardo Zamora, Raúl Jalil e incluso Gildo Insfrán verían con buenos ojos la llegada del juez federal a la Corte. Esta postura genera tensiones dentro del kirchnerismo, que en principio rechaza ambas nominaciones por haber sido realizadas por decreto.
Ruptura en el bloque oficialista del Senado complica el panorama
La reciente fractura del bloque oficialista en el Senado, con la formación de «Convicción Federal», agrega un nuevo elemento de incertidumbre. Si bien este nuevo bloque se alinea en principio con Unión por la Patria, existen diferencias internas que podrían influir en la votación. La pérdida de control sobre cuatro senadores debilita la posición del kirchnerismo y abre interrogantes sobre el resultado final. El oficialismo necesita dos tercios de los votos para aprobar las nominaciones, una meta que se torna cada vez más difícil de alcanzar.
Un año de idas y vueltas sin resolución a la vista
A un año del anuncio de las nominaciones, la disputa por las vacantes en la Corte Suprema continúa sin resolverse. La falta de acuerdo entre el oficialismo y la oposición, sumada a las divisiones internas en ambos bandos, ha impedido avanzar en el proceso. La sesión del 3 de abril se presenta como un momento crucial para definir el futuro de la Corte, aunque el resultado final es aún incierto. La posibilidad de un conflicto de poderes entre el Ejecutivo y el Legislativo se mantiene latente. La Corte Suprema, por su parte, ya ha dado una señal al avalar la designación por decreto de García-Mansilla, lo que añade un nuevo elemento de complejidad a la situación.
