el abrazo postergado y las lágrimas que lo anteceden
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha arrojado luz sobre una conversación telefónica que mantuvo con Cristina Kirchner la semana pasada, una charla que, según sus propias palabras, culminó con el llanto de la expresidenta argentina tras recibir su solidaridad por la condena impuesta. Este revelador detalle surgió durante una entrevista concedida al rapero e influencer Mano Brown en su podcast «Mano a Mano», donde Lula afirmó: «El otro día llamé a Cristina Kirchner, que estaba condenada. La llamé para expresarle mi solidaridad, e incluso lloró. Le dije: ‘Cristina, te llamo porque quiero que sepas que mi amistad contigo no se debe a que tú y yo fuéramos presidentes. Mi amistad contigo se debe a que yo soy una persona y tú eres una persona'».
Sin embargo, a pesar de la emotividad del relato presidencial, ni Lula ni su gobierno han confirmado, hasta el momento, los dichos del exdiputado y actual diputado por el Partido de los Trabajadores (PT), Paulo Pimenta, quien había anticipado una posible visita del mandatario brasileño a la expresidenta el 3 de julio en su actual «departamento-prisión» del barrio de Constitución. Pimenta había declarado en una entrevista radial con AM 750 que Lula viajaría a Argentina en la primera semana de julio para «transmitir personalmente a ella su cariño y solidaridad». Desde el gobierno brasileño, no obstante, advierten que aún no hay más que «especulaciones» al respecto.
tensiones diplomáticas y restricciones domiciliarias
La posibilidad de esta visita toma relevancia en un contexto donde Cristina Kirchner se encuentra «probando» los límites de su prisión domiciliaria, un régimen que la expresidenta ha cuestionado públicamente a través de la plataforma X (anteriormente Twitter). Recientemente, Kirchner reclamó que la obligación de solicitar autorización judicial para recibir visitas de familiares, abogados y médicos es «totalmente arbitraria» y violatoria de sus derechos civiles. En este escenario, una eventual visita de Lula podría quedar subsumida en este reclamo.
Para Lula, la dinámica es compleja. Una visita política con tintes de desafío judicial no es sencilla, considerando que él mismo fue encarcelado en Brasil por cargos de corrupción que luego fueron anulados por el Tribunal Supremo de Brasil; un desenlace que difiere del caso de Kirchner. Además, su archienemigo, Jair Bolsonaro, actualmente invoca argumentos similares, esgrimiendo que las causas judiciales en su contra tienen un trasfondo político. Esta situación añade una capa de delicadeza a cualquier gesto de solidaridad que Lula decida emprender.
la cumbre del mercosur y los desafíos regionales
El panorama se complejiza aún más con la inminente cumbre del Mercosur, programada para el 3 de julio en Buenos Aires, donde Luis Inacio Lula da Silva tiene previsto recibir la presidencia pro témpore del bloque de manos de Javier Milei. Esta cita ministerial es crucial, dado que marca un punto de inflexión en la relación entre ambos presidentes, quienes han mantenido un vínculo que pasó de ser «explosivo» a «nulo» con el fin de preservar la relación estratégica entre los principales socios del Mercosur.
A la cumbre asistirán los presidentes de Paraguay, Santiago Peña; de Uruguay, Yamandú Orsi; y se espera la presencia de Luis Arce de Bolivia, que recientemente se convirtió en miembro pleno, así como la del chileno Gabriel Boric. La agenda de Lula es apretada; previo a su llegada a Buenos Aires, el 2 de julio, participará en la reinauguración de la planta de automóviles BYD en Camaçari, Brasil.
Las negociaciones en danza para esta cumbre del Mercosur se centran en un posible acuerdo inicial sobre los criterios para reducir aranceles en 50 posiciones arancelarias, una medida solicitada por el gobierno de Milei para facilitar las negociaciones con los Estados Unidos. Este punto es de particular interés para la administración argentina, que busca balancear la relación con sus socios regionales con la necesidad de expandir su comercio. Adicionalmente, se abordarán conversaciones para el cierre de acuerdos de libre comercio con la Unión Europea, la región del EFTA y Emiratos Árabes Unidos, delineando el futuro económico y estratégico de la región.
