Segunda vuelta, segunda oportunidad. Los manifestantes volvieron al Congreso, esta vez con menos incidentes que una comedia romántica de los 90. ¿Será que aprendieron la lección o solo faltaron los barras bravas para ponerle onda al asunto?
El vallado policial hizo que la Plaza de Mayo pareciera un recital VIP. Adentro los manifestantes y afuera… bueno, afuera estaba el resto del país viendo por tele cómo se discutía el futuro económico.
Los gases lacrimógenos hicieron su aparición estelar al final, como si fuera el broche de oro de una tarde que, para ser sinceros, fue bastante aburrida en comparación a la anterior.
Marcha por el FMI: Menos incidentes, menos convocatoria
Un jueves tranquilo en el Congreso (relativamente hablando)
Una semana después de los violentos incidentes frente al Congreso, una nueva movilización se desarrolló con relativa calma durante la tarde del jueves, coincidiendo con la votación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. A diferencia de la semana anterior, donde la presencia de barrabravas y grupos de izquierda radicalizaron la protesta, esta vez la convocatoria estuvo a cargo de organizaciones sociales y sindicatos, junto con un sector del kirchnerismo.
Un operativo de seguridad reforzado
El operativo de seguridad fue notablemente diferente. Se valló todo el perímetro del Congreso y la Plaza, concentrando a unos 1.500 efectivos de las fuerzas federales en las calles aledañas, complementados por 900 policías de la Ciudad. Esta estrategia permitió controlar el acceso a la plaza y evitar que se repitieran las escenas de violencia de la semana anterior. Si bien hubo presencia de grupos de izquierda y algunos hinchas de fútbol, su número fue significativamente menor en comparación con el resto de los manifestantes.
Tensión en la desconcentración y acusaciones cruzadas
Los únicos momentos de tensión se registraron durante la desconcentración, con algunos manifestantes enfrentándose a la policía y entre ellos mismos. Hubo acusaciones de infiltrados y un episodio donde un joven fue rodeado y acusado de agredir a un jubilado. A pesar de estos incidentes aislados, la jornada transcurrió con mucha mayor tranquilidad que la anterior, confirmando que la composición de la convocatoria y el operativo de seguridad influyeron en el desarrollo de la marcha. La estimación de la cantidad de asistentes varió entre 10.000 según el Gobierno de la Ciudad y 15.000 a 20.000 según las organizaciones convocantes, lejos de constituir una movilización masiva.