Tras el reciente triunfo libertario en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el presidente Javier Milei ha puesto el foco en la provincia de Buenos Aires, anticipando una estrategia de integración con referentes del PRO de cara a las elecciones distritales de septiembre y las nacionales de octubre. La movida, según sus propias palabras, se llevaría a cabo «independientemente» de la opinión de Mauricio Macri, en un claro gesto de disidencia con el ex mandatario.
Desde el seno del «partido amarillo» confirmaron una «voluntad explícita» de alcanzar un entendimiento en el principal distrito electoral del país. Sin embargo, no ocultaron cierta preocupación por las «tensiones» inherentes a los procesos de cierre de listas y, fundamentalmente, por las internas dentro del oficialismo entre el armado territorial de Sebastián Pareja y el grupo de tuiteros identificados como «Las Fuerzas del Cielo», vinculados a Santiago Caputo.
«Ese acuerdo está avanzado independientemente de Macri. ¿O acaso ignoran las fotos en las que estaban mi hermana, Sebastián Pareja, Lule Menem, Ritondo, el Colo Santilli y Espert?», afirmó Milei en una entrevista, aludiendo a las reuniones periódicas entre dirigentes de ambos espacios, documentadas en imágenes conjuntas.
La relación picante
La embestida presidencial hacia Macri no cesó luego de que lo tildara de «llorón» el domingo. En esta ocasión, Milei sugirió que «quizá Macri deba entender que su momento pasó». La pregunta sobre si quedarían rencores en el ex presidente fue respondida con humor por un funcionario cercano: «Se fue 15 días (al exterior), esperemos que no», bromeó.
Figuras del PRO como Cristian Ritondo y Diego Santilli, diputados que han acompañado al oficialismo en proyectos legislativos clave, han sido retratados junto a miembros de la cúpula libertaria. A ellos se sumó recientemente Guillermo Montenegro, intendente de Mar del Plata y dirigente con peso territorial. Ritondo, además, lidera el PRO bonaerense y la bancada amarilla en Diputados.
«Nosotros venimos trabajando con muchos dirigentes del PRO en la provincia de Buenos Aires, eso está muy avanzado a pesar de que le guste o no a Macri -insistió el Presidente-. Lo que pasa es que él quiere llevar a cabo ese proceso y los dirigentes están tomando nota de que el PRO es una herramienta que quedó obsoleta. No es una herramienta que está en condiciones de terminar con el kirchnerismo. Además, en ese sentido, son muy parecidos al kirchnerismo porque son parte del partido del Estado», disparó.
La madre de todas las batallas
En el bunker libertario del Hotel Libertador, en medio de los festejos, colaboradores presidenciales admitían la voluntad de acordar con el PRO para enfrentar al kirchnerismo en lo que denominaron «la madre de todas las batallas».
«Saben que no pueden perder la elección provincial un mes antes de la nacional porque se les podría complicar todo», arriesgó un dirigente del PRO, quien sembró dudas sobre la figura interlocutora de La Libertad Avanza en el distrito, dada la interna entre los representantes territoriales de Pareja y los «Caputo boys». Se sabe de reuniones entre Pareja, quien ostenta la firma y los apoderados en la provincia, y Ritondo, pero también del accionar del diputado provincial Agustín Romo, referente de «Las Fuerzas del Cielo», quien ha buscado «esmerilar» el armado karinista en las últimas semanas.
Milei, quien posó enérgico junto a Karina Milei y Santiago Caputo el domingo, intenta aplacar estas tensiones. «Vamos a hacer un espacio en el cual todo el espectro de centroderecha estará incluido. Tenemos confianza en que vamos a avanzar fuertemente en eso. Las negociaciones (con el PRO) están muy avanzadas y creemos que en la provincia de Buenos Aires vamos a dar otro batacazo», vaticinó.
Pese a la evidente debilidad del PRO tras la derrota en la Ciudad, desde el partido aseguran que intentarán hacer valer su estructura provincial en septiembre, aunque reconocen mayores dificultades para posicionar «nombres» en las listas de diputados nacionales. «Abajo está muy ordenado pero arriba no tanto», deslizó un referente libertario, un diagnóstico que, curiosamente, no comparten en el búnker amarillo.