Milei retuitea ataque a Tierra del Fuego en tensión arancelaria

Redacción Cuyo News
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 <div class="semiton-wrapper" data-texto="Tierra del Fuego, la provincia que prohíbe la energía nuclear porque, según los libretos de Twitter, prefieren vivir del Estado. Un lugar que, a decir verdad, tiene más debates sobre ensamblaje que sobre cómo generar algo que no sea dependencia. Al final, parece que la única chispa que buscan encender es la de la polémica en redes sociales, mientras el resto del país se pregunta si en la isla se ensamblan también los argumentos para seguir con un régimen que, seamos serios, ya genera suficientes voltios de indignación en el continente."> </div>

Una semana de alta tensión se desató entre el Ejecutivo Nacional y la provincia de Tierra del Fuego. El epicentro del conflicto: la eliminación de aranceles a productos electrónicos importados, medida que amenaza el modelo productivo de la isla. El viernes, el presidente Javier Milei echó más leña al fuego al republicar un mensaje que tilda a la provincia de "un pueblo diseñado para vivir del empleo público".

La chispa que encendió la pradera

Todo comenzó el martes, cuando el vocero presidencial Manuel Adorni anunció la decisión del Gobierno de eliminar los aranceles de importación a productos electrónicos que compiten en el mercado con los producidos (o ensamblados) en Tierra del Fuego. La medida se implementará en dos etapas: la primera, inmediata, con la reducción a la mitad de los aranceles vigentes; la segunda, en enero próximo, con la eliminación total. Un golpe directo a la línea de flotación del régimen de promoción industrial fueguino.

La respuesta desde la isla no se hizo esperar. Trabajadores, empresarios, gremios y el propio gobierno provincial salieron a la yugular del Poder Ejecutivo Nacional. "Con la baja de derechos que se anunció es muy difícil que se pueda seguir fabricando celulares en Argentina, el costo argentino es muy alto para competir en igualdad de condiciones", sentenció Luis Galli, CEO de Newsan, una de las grandes ensambladoras locales. Los sindicatos, por su parte, llamaron a un paro total en el distrito para el miércoles 21 de mayo, elevando la temperatura del conflicto.

El gobernador incendió la cancha

El gobernador fueguino, Gustavo Melella, no ahorró calificativos. Llamó "atorrante" al ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, y "caradura" al diputado José Luis Espert. Además, deslizó que la medida tiene tintes electoralistas (¡una novedad en la política argentina!) y la autoría intelectual del Fondo Monetario Internacional (FMI). La Gobernación analiza ahora recurrir a la vía judicial para intentar detener la embestida nacional.

Mientras tanto, presidente **Milei** mantuvo un silencio público sobre el tema, al menos en los canales oficiales. Sin embargo, en la tarde del viernes, sentó postura a su manera: **retuiteó a uno de los principales tuiteros libertarios, Pregonero**, conocido por ser el creador del hashtag #nolaven. El mensaje compartido por el presidente es contundente y lapidario:

«**Tierra del Fuego** tiene prohibida la generación de energía nuclear en su Constitución provincial. Son **un pueblo diseñado para vivir del empleo público** y estafar al continente con ensambles chinos. El daño que la coparticipación le hizo al desarrollo del país es incalculable», reza el tuit de Pregonero, que encontró eco en la cuenta presidencial.

El mismo usuario, en otra publicación, añade con sorna: «Parece que encontraron todas las excusas para no hacer nada, pesca, energía, turismo, a cualquier actividad humana le encontraron la vuelta para prohibirla o castigarla. **Son sólo una granja de votos socialista**».

Desde el otro lado del mostrador, **Guillermo Francos**, jefe de Gabinete, intentó poner paños fríos al mediodía del viernes en una entrevista radial. «Hay que generar cierto equilibrio entre el derecho de los consumidores, el de los industriales de Tierra del Fuego, el de los importadores y el de los comerciantes. Hubo mucha gente que nos cuestionó porque no tratábamos la Ley de Tierra del Fuego, y ahora nos cuestionan por haber tomado la medida, diciéndonos que nos olvidamos de la isla…», se lamentó Francos. Y concluyó, con una pizca de resignación: «Todo esto es bastante **habitual en Argentina**: cuando uno pretende avanzar, están **los que ponen palos,** a veces de un lado, a veces del otro». La saga entre el centro y el sur, lejos de apaciguarse, promete nuevos capítulos.

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