Paro general: ¿Éxito rotundo o fracaso estrepitoso? La CGT y el gobierno de Milei se trenzaron en una batalla de comunicados épicos. Mientras los gremios festejaban un acatamiento del 85% en la industria (¿en serio?), el Ejecutivo denunciaba un paro «de la casta sindical kirchnerista» (¡ay, mamita!).
En las calles, la cosa era un carnaval: avenidas porteñas a full, aplicaciones de autos explotando y comercios abiertos como si nada. Los hospitales, eso sí, con guardias mínimas (esperemos que nadie se haya enfermado de verdad). Ah, y en Bahía Blanca y La Plata, algunos colectivos sufrieron ataques con piedras. Parece que no todos estaban de acuerdo con el feriado improvisado.
Un Paro con Sabor a Poco
El tercer paro general convocado por la CGT contra la gestión de Javier Milei dejó un sabor agridulce en el aire porteño. Si bien el acatamiento fue contundente en sectores clave como la gran industria, las oficinas estatales y el transporte –salvo los colectivos urbanos–, la realidad en las calles mostró una imagen diferente. Un importante flujo vehicular se observó en las principales avenidas de la Capital Federal y el Conurbano bonaerense, acompañado por un aumento en el uso de aplicaciones de transporte privado. Sorprendentemente, la actividad comercial se mantuvo prácticamente inalterada, generando un contrapunto con el paro general.
«Fracaso» vs. «Éxito Rotundo»: La Batalla del Relato
El disímil panorama del paro se tradujo en una guerra de comunicados entre el Gobierno y la CGT. Mientras que desde el Ejecutivo, con la foto de rigor “Hoy se trabaja” incluida, se calificó la medida de fuerza como «un fracaso», la central obrera, liderada por Héctor Daer, la celebró como un «éxito rotundo». Daer destacó la adhesión superior al 85% en el sector industrial y cuestionó la presión ejercida sobre diversos sectores para no acatar el paro. Por su parte, la Secretaría de Vocería de Manuel Adorni, en línea con el discurso oficial, tildó al paro de «un fracaso» y lo atribuyó a la «casta sindical kirchnerista». El comunicado oficial acusó a los sindicalistas de obstaculizar el progreso individual de los trabajadores y de aferrarse a sus privilegios.
El Costo del Paro y la Línea 134
El Gobierno estimó el costo del paro general en 880 millones de dólares, calificándolo como «uno de los últimos coletazos de quienes viven de la extorsión y el apriete». En este contexto, la línea 134, creada por el gobierno libertario para denunciar presiones sindicales, registró más de 800 llamadas durante la jornada. El paro, con su acatamiento dispar y las encontradas versiones sobre su éxito, deja en evidencia la profunda grieta que divide al país en el inicio del gobierno de Milei.