Pero ojo, que en la política hay giros inesperados. Mientras Pullaro estaba subido a la euforia del triunfo provincial, en Rosario, la joya urbanística, la cosa se puso más picante que un choripán con salsa brava. Un tal Juan Monteverde, que venía con el cartelito de haber sido «referente local de Juan Grabois», le dio un baile al oficialismo y a los libertarios, llevándose el primer puesto de la bota rosarina. ¡Un outsider que les pinchó el globo! Y no solo ahí, en Rafaela también le arruinaron el festejo al pullarismo, demostrando que la diversidad electoral es más caprichosa que un nene en una juguetería.
Así que, mientras algunos se regodean en el «mapa de un solo color», otros ven cómo la marea electoral tiene sus propios vaivenes. Es como cuando creés que dominás el truco y te tiran un ancho de espadas. Pese a las 266 victorias, para el «pullarismo» el sabor en Rosario fue «positivo» (claro, como la dieta de un faquir), porque «se rompió la polarización» y lograron «recortar distancia». Menos mal, porque si no, qué excusa le ponían a semejante arremetida peronista. Mientras tanto, los libertarios en Rosario, que esperaban un «triunfo electoral de alto impacto», se quedaron con las ganas de inaugurar su propia Casa Rosada, aunque se consuelan con que su candidato es «un potencial candidato a intendente en dos años». ¡Qué optimismo!
En definitiva, que la «bota» santafesina, si bien parece monocolor en la prensa oficialista, tiene sus manchas de disidencia. Y es que la democracia, señores, es así: impredecible y con más matices que un atardecer en el Río de la Plata.
El reciente escenario electoral en Santa Fe ha trazado un mapa político con claroscuros para el oficialismo de Maximiliano Pullaro. Si bien el gobernador celebró una «victoria contundente» al imponerse en 266 de las 346 localidades donde se realizaron elecciones legislativas, la hegemonía de Unidos para Cambiar Santa Fe encontró límites en distritos clave como Rosario y Rafaela, demostrando la complejidad y diversidad del electorado provincial.
### la bota, ¿con un solo color?
El triunfo del frente Unidos para Cambiar Santa Fe en la vasta mayoría del territorio provincial es innegable. Las cifras hablan por sí solas: 266 victorias frente a las 42 del frente peronista Más para Santa Fe, las 27 de partidos vecinalistas y las apenas 4 de La Libertad Avanza. El propio Pullaro, con el entusiasmo de un estratega militar victorioso, declaró: «Quiero que vean este mapa de la bota de Santa Fe. Adivinen quién es el rojo. La bota quedó pintada de un solo color». Sin embargo, esa proclama de uniformidad cromática omite los matices de los grandes centros urbanos.
En la capital provincial, la victoria del oficialismo fue «muy clara», con María del Carmen Luengo superando por casi ocho puntos al peronista Pedro Medei. Y en Venado Tuerto, el cuarto municipio más relevante en términos de padrón, el candidato Juan Ignacio Pellegrini «arrasó con el 51,1% de los votos». Estas conquistas consolidan el poder territorial del gobernador en gran parte de la provincia.
### los matices de rosario y rafaela
La narrativa de un «solo color» se desvanece al analizar los resultados en Rosario, la ciudad de mayor padrón electoral de la provincia. Allí, el frente pullarista terminó tercero, aunque en una elección «muy reñida, a sólo cinco puntos del ganador». El vencedor fue Juan Monteverde, un dirigente que «surgió como un referente local de Juan Grabois», quien logró el 30,58% de los votos, dejando atrás a Juan Pedro Aleart de La Libertad Avanza (28,81%) y a Carolina Labayrú de Unidos para Cambiar Santa Fe (25,63%).
A pesar de la derrota, el análisis en el seno del pullarismo fue «positivo», argumentando que «se rompió la polarización en Rosario, escenario de tercios». Asimismo, destacaron la «performance muy superior» de su candidata respecto a las PASO, atribuyendo el crecimiento a la «involucración» del gobernador en los últimos días de campaña. Para los libertarios, aunque Aleart no ganó, su incursión lo posiciona como un «potencial candidato a intendente en dos años», augurando futuras contiendas.
La situación en Rafaela, tercera ciudad en términos de padrón, replicó el patrón rosarino. Allí, el peronismo obtuvo una victoria significativa con el 36,35% de los votos, aventajando en siete puntos a La Libertad Avanza y dejando al pullarismo con un distante 23,7%. Estas derrotas en los principales centros urbanos plantean desafíos estratégicos para el oficialismo, que deberá calibrar sus mensajes y acciones para captar la voluntad de un electorado que, lejos de ser homogéneo, demostró su capacidad de optar por diversas fuerzas políticas.