Rovira y la ley de Ficha Limpia: un enroque con sabor a pacto
El escenario político en Misiones sigue bajo el control férreo del ex gobernador Carlos Rovira. La reciente votación en el Senado Nacional sobre el proyecto de Ficha Limpia, donde los senadores Carlos Arce y Sonia Rojas Decut se opusieron, puso de manifiesto una vez más esa influencia. La sorpresa llegó cuando el propio Rovira, ante más de un centenar de dirigentes de su espacio, reveló el trasfondo de esa decisión.
Según sus propias palabras, dirigidas a su núcleo de poder, la orden de votar en contra provino directamente de él. La justificación esgrimida fue la necesidad de «darle gobernabilidad al Presidente», Javier Milei, con quien, aseguró, mantiene diálogo. «Yo les ordené a Arce y a Rojas Decut que voten en contra de Ficha Limpia. Ustedes saben que hay que darle gobernabilidad al Presidente. Y que yo hablo con todos los dirigentes, incluso con Milei. Él nos pidió que votemos en contra», habría manifestado Rovira, en un evento conocido como «La Previa».
La confesión se produjo en un contexto particular. Una de sus aliadas, la legisladora Victoria Cáceres, consultó al «Jefe» sobre el futuro del proyecto de Ficha Limpia a nivel provincial, un tema que el propio Frente Renovador de Rovira había impulsado. La respuesta desnudó la maniobra política, dejando en claro que la priorización ahora era otra.
«La Previa»: el cónclave que destapó la trama
«La Previa» es el nombre del singular encuentro semanal que reúne a intendentes, legisladores y ministros provinciales bajo la dirección de Rovira en el «Salón de las Dos Constituciones» de la Legislatura Misionera. Allí, lejos de los micrófonos masivos, el ex gobernador imparte directivas y dialoga con su dirigencia fiel.
Este jueves en particular, el habitual repaso de la gestión se postergó para dar paso a un inesperado «aplauso» para los senadores Arce y Rojas Decut, aún en el ojo de la tormenta por su voto contrario a Ficha Limpia, a pesar de haber prometido públicamente lo opuesto. Fue en ese microclima de lealtad donde Rovira habría admitido la orden directa, en respuesta a la solicitud supuesta de la Casa Rosada.
La pregunta que surge es inevitable: ¿Existió realmente una negociación entre el gobierno nacional y Rovira para que cayera la ley? Fuentes del oficialismo misionero afirman rotundamente que «Sí». Sin embargo, desde la Casa Rosada niegan esta versión.
A pesar de las negaciones oficiales, varios senadores nacionales de diferentes bancadas habrían confesado, off the record, haber sido «sondeados» por emisarios del gobierno nacional para evaluar su disposición a ausentarse o votar en contra del proyecto. Según estas fuentes, la comunicación con Rovira no habría sido directa con el Presidente, sino a través de su círculo de asesores más cercanos, y el acuerdo se habría cerrado al menos tres días antes de la votación.
Vocanadas que se llevó el viento (o la orden)
La situación de los senadores Arce y Decut presenta un marcado contraste con sus declaraciones previas. Durante semanas, ambos manifestaron públicamente su apoyo a la Ley de Ficha Limpia en entrevistas con medios misioneros, destacando su importancia y necesidad. Arce incluso llegó a afirmar en un reportaje que seguían la línea de su «conductor político», Carlos Rovira, de ir «detrás de lo que opina la gente y de lo que quiere la gente».
Sin embargo, los supuestos llamados desde Buenos Aires cambiaron el panorama por completo. A pesar de sus declaraciones iniciales, la actuación final de los senadores misioneros se alineó con el deseo del oficialismo nacional, tal como lo reveló Rovira.
En «La Previa», el argumento adicional de Rovira para justificar la votación en contra fue que, a su criterio, la ley era un «traje a medida para perjudicar a Cristina Kirchner». Esta declaración añade una capa más de complejidad a la trama y plantea un interrogante adicional: ¿Por qué La Libertad Avanza impulsaría la caída de una ley que, según esta interpretación, perjudicaría a la ex presidenta? La respuesta a esta pregunta, al igual que la confirmación oficial del supuesto pacto, sigue siendo una incógnita en el complejo ajedrez de la política argentina.