¿PASO? No, gracias. El Senado dijo «chau» a las Primarias (al menos por ahora). La Boleta Única de Papel debuta en octubre. Ahorro para el Estado… ¿o para la rosca política? Candidaturas se definirían en agosto. ¿Habrá internas dignas de una telenovela?
El oficialismo, dividido cual pizza con gustos raros, dio libertad de acción. Algunos peronistas acompañaron la moción… ¿por convicción o por pedido del gobernador? La oposición, con el PRO a la cabeza, festeja. ¿Será este el fin de las «encuestas caras»?
Mientras tanto, la UCR dividida como siempre. Algunos defienden las PASO, otros las consideran un gasto innecesario. ¿Se acuerdan de 2027? Ahí, si nadie dice lo contrario, vuelven las Primarias. Prepárense para otra ronda de este circo electoral.
El Senado de la Nación aprobó la suspensión de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) para las elecciones legislativas de este año. La iniciativa, que contó con 43 votos a favor, establece que los argentinos elegirán a sus diputados y senadores nacionales directamente en octubre, estrenando además la Boleta Única Papel.
Adiós a las PASO, al menos por ahora
En una sesión que duró menos de tres horas, el proyecto de suspensión de las PASO obtuvo el respaldo de La Libertad Avanza, el PRO, las bancadas federales y parte de la UCR y Unión por la Patria. Este último bloque, tras un controvertido episodio en Diputados, optó por liberar la votación de sus miembros, permitiendo que cada legislador definiera su postura según su criterio (o el de su gobernador, mal pensados que somos…). Del bloque oficialista, 11 peronistas votaron a favor y 6 se abstuvieron. La oposición, en cambio, presentó un frente más unido con 20 votos en contra provenientes del kirchnerismo duro, el diputado Francisco Paoltroni (expulsado del bloque oficialista) y cuatro radicales.
La sesión fue presidida por Bartolomé Abdala, presidente provisional del cuerpo, mientras que Victoria Villarruel, a cargo de la presidencia en ausencia de Javier Milei (de viaje por Estados Unidos), presenció la votación desde los palcos.
El origen de la iniciativa y sus consecuencias
El proyecto original, presentado por el Gobierno en noviembre, proponía la eliminación definitiva de las PASO y una reforma del sistema de financiamiento de los partidos políticos. Sin embargo, la presión de los aliados del PRO y la UCR, que amenazaron con no acompañar la iniciativa en su formato original, forzó al oficialismo a conformarse con una suspensión por un año. Esto implica que, si no se aprueba una nueva prórroga o la eliminación definitiva, las elecciones presidenciales de 2027 volverán a contar con las PASO.
Esta modificación impacta directamente en la dinámica política, ya que retrasaría la definición de candidaturas y el inicio formal de la campaña en casi dos meses. Si bien la Cámara Nacional Electoral debe definir el nuevo cronograma, se estima que el cierre de listas se produciría a mediados de agosto y las elecciones generales el 26 de octubre. Esto da más tiempo para la «rosca» política, esas negociaciones a puertas cerradas que tanto fascinan (e indignan) al electorado.
El debate: ¿Ahorro o ataque a la democracia?
El Gobierno argumentó a favor de la suspensión de las PASO alegando que no han cumplido su objetivo inicial, que se han convertido en una «encuesta cara», que obligan al Estado a financiar internas partidarias y que extienden innecesariamente el proceso electoral. El costo estimado de las PASO para este año era de 150 millones de dólares, un argumento que resonó en un contexto de crisis económica.
La oposición, inicialmente dividida sobre la cuestión, terminó mayoritariamente apoyando la suspensión. El PRO, tras el impulso de Jorge Macri para suspender las PASO en la Ciudad de Buenos Aires, adoptó la misma postura a nivel nacional. Dentro de la UCR, se evidenció una fractura, con figuras como Martín Lousteau, Maximiliano Abad y Flavio Fama votando en contra, defendiendo las PASO como una herramienta fundamental para la participación ciudadana y la democratización interna de los partidos. Algunos legisladores, como la chubutense Edith Terenzi, advirtieron sobre los riesgos de eliminar mecanismos de participación ciudadana recordando épocas oscuras de la historia argentina. La discusión, sin embargo, no se centra solo en el costo económico, sino también en la transparencia y la representatividad del sistema electoral.
