¡Atención, damas y caballeros del circo político nacional! La interna libertaria se desangra cual resaca de domingo sin Fernet, y la disputa entre el Presidente y la Vicepresidenta ya no es un secreto a voces, ¡es un grito a viva voz con megáfono y sirena anti-austeridad!
Dicen las malas lenguas, y las buenas también, que «el Senado es su caja y es un poder independiente». ¡Claro! Tan independiente que echó a una auditora que osaba sugerir recortes. ¡Imagínense! ¿Quién necesita eficiencia cuando se tiene independencia? ¡Es casi poético!
Mientras tanto, en Casa Rosada, apuestan a las redes para combatir a la «promotora del slogan ‘Primero Argentina'». ¡Ni Hollywood se atrevió a tanto! El Presidente, ni lerdo ni perezoso, retuitea a un cineasta que tilda a la Vice de «demagoga y bruta» por pedir recortes en inteligencia. ¡Claro! Porque la inteligencia, como el buen vino, ¡nunca se recorta! Y menos si es «secreta».
La Vice, por su parte, se atreve a ser «institucional» y a coquetear con ideas de la oposición, ¡como aumentar jubilaciones y partidas para discapacidad! Un sacrilegio para los paladares libertarios, que la ven como una «traidora». ¡Señores, si esto no es material para un culebrón, apague y vámonos!
Los trolls libertarios, esos heraldos de la «libertad de expresión» a dedo, ya tienen la misión de «sacarle la careta» a Villarruel. ¿La careta de qué? ¿De Vicepresidenta dispuesta a escuchar al pueblo? ¡Inaudito! Parece que la idea de «Primero Argentina» choca con la de «Primero el Retweet».
Y la cereza del postre: desde el Salón Martín Fierro, dicen que la Vice «no tiene nada». ¡Qué ingratos! Con el Senado como «caja», y una legión de exmilitares en su equipo, ¿no tendrá nada? ¡Si hasta oxigenó su equipo con un «ex colaborador del ex jefe del Ejército K»! ¡Eso es una jugada maestra, digna de un ajedrez político que ni Kasparov se atrevería a jugar!
En fin, la tragicomedia sigue. Francos intenta mediar, Karina Milei podría, si quisiera, revivir el diálogo. Pero la verdad es que, en este país, es más probable que un burro vuele antes de que dos políticos con ambiciones se pongan de acuerdo. Y, si renuncia para competir, ¿qué será de esa «caja» senatorial? ¡La intriga nos consume!
la grieta libertaria: choque de poderes y ambiciones en la cúpula oficialista
La interna dentro del oficialismo ha alcanzado un nuevo punto de ebullición, con el presidente Javier Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel en lados opuestos del cuadrilátero político. La tensión, que se venía gestando desde hace semanas, explotó públicamente tras las recientes declaraciones de Villarruel, quien tácitamente respaldó iniciativas opositoras y cuestionó los gastos del Ejecutivo en áreas sensibles como inteligencia y giras internacionales. La respuesta no se hizo esperar, y desde Casa Rosada se activó la maquinaria de redes sociales para deslegitimar a la Vicepresidenta.
el senado: bastión de la vicepresidenta
Fuentes cercanas al presidente Milei, resignadas, admiten el «poder de fuego» de Victoria Villarruel en el Senado. «El Senado es su caja y es un poder independiente. Por eso echó a una auditora que le decía dónde tenía que recortar», afirman, en clara alusión a la autonomía que la Vicepresidenta ejerce en la Cámara alta. Esta independencia se hizo evidente cuando Villarruel habilitó la sesión parlamentaria donde el oficialismo sufrió una contundente derrota, provocando la furia presidencial.
La Vicepresidenta, por su parte, defiende su rol institucional. Ante la andanada de críticas y ataques en redes sociales, sus allegados recuerdan los dichos de Guillermo Francos, quien aseguró que Villarruel «había actuado correctamente de acuerdo a su rol institucional». Un dardo envenenado, considerando que el propio Presidente ha elogiado a Francos como «el mejor Jefe de Gabinete de la historia».
guerra cultural en redes y ofensiva libertaria
La batalla se trasladó al campo digital. El fin de semana, el presidente Milei republicó en su cuenta de X un controvertido posteo del cineasta Santiago Oría, en el que tildaba a Villarruel de «demagoga y bruta» por sugerir recortes en el área de inteligencia. Este movimiento fue interpretado como un aval presidencial a la ofensiva contra su propia Vicepresidenta, intensificando la fractura.
Desde los círculos libertarios, la orden es clara: «seguir sacándole la careta» a Villarruel. La diputada Lilia Lemoine, archirrival de la Vicepresidenta, retuiteó a un militante que, con datos de la Decisión Administrativa 3/2025, planteaba que «donde falta ajuste es en el Congreso y el cociente gasto en personal/total pareciera excesivo en el Senado». La estrategia es clara: refutar con «números» las acusaciones de la Vicepresidenta y desacreditar su figura en el plano económico.
A pesar de la virulencia de los ataques, Villarruel continúa con su construcción política propia, enarbolando el slogan «Primero Argentina» y realizando gestos que la diferencian del modelo libertario. Recientemente, oxigenó su equipo con la incorporación de exmilitares, como el general (R) Claudio Gallardo, «ex colaborador del ex jefe del Ejército K, César Milani», quien asumió como director de Seguridad del Senado, renovando el monitoreo de accesos y oficinas.
En el Ejecutivo, sin embargo, minimizan las ambiciones políticas de la Vicepresidenta. «No tiene nada», fustigan desde el Salón Martín Fierro, donde Santiago Caputo ejerce una fuerte influencia. La incógnita sobre el futuro de su relación con Milei persiste, con Francos como uno de los pocos puentes de diálogo que aún perduran, y la remota posibilidad de una reconciliación con Karina Milei, un escenario que, a todas luces, resultaría una «extrañeza». La pregunta que flota en el aire es si este quiebre es definitivo o si la política argentina, una vez más, sorprenderá con un giro inesperado.