Tras la elección de Santoro: la alarma peronista se trasladó a la Provincia

Redacción Cuyo News
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El fragor de la elección porteña, con la derrota de Leandro Santoro y un caudal de votos por debajo de las expectativas, desató en las entrañas del peronismo una premisa que resuena como un mantra: la imperiosa necesidad de cerrar filas y conjurar las divisiones que acechan a la provincia de Buenos Aires. Tanto en los cuarteles del kirchnerismo como en el entorno del gobernador Axel Kicillof, la coincidencia en este punto es palpable, aunque la elección en la Ciudad reavivó la discusión sobre el desdoblamiento electoral dispuesto por el mandatario provincial. Para condimentar el asunto, la posible candidatura de Cristina Kirchner en los comicios del 7 de septiembre abrió un nuevo foco de tensión, como si faltaran condimentos en esta salsa política.

Más allá del palpable clima de abatimiento que se cernía en el búnker de Ferro el domingo por la noche -donde Santoro despachó menos de tres minutos de discurso en la sala de prensa y ni siquiera se asomó al microestadio, donde la militancia lo aguardaba con ansias-, el día después transitó más por los caminos de la contemplación sobre el candidato y su armador, Juan Manuel Olmos, que por el de los pases de factura virulentos. «Juntó los votos posibles del peronismo en la Capital», fue la sentencia que se repitió como balance.

Algunas voces dirigenciales deslizaron que a Santoro le faltó la intensidad necesaria para confrontar con Javier Milei y Manuel Adorni, strategy que podría haberle permitido atraer una porción mayor del llamado voto útil, o que simplemente no encontró el tono adecuado para la contienda. Sin embargo, ni siquiera desde las filas del kirchnerismo surgieron cuestionamientos por haber «desperonizado» la campaña y prescindido de la presidenta del PJ y otros referentes nacionales de Unión por la Patria.

La alerta en el conurbano

La alarma se trasladó, con la celeridad de un rayo, a la provincia de Buenos Aires, el distrito donde se adelantaron las elecciones para legisladores y concejales. El resultado porteño, que fortaleció a La Libertad Avanza y dejó al PRO tambaleando al borde del abismo, encendió todas las luces de advertencia. No es un secreto que el triunfo de Unión por la Patria en el principal distrito del país en 2023 se cimentó, en buena medida, en la fragmentación del resto de las ofertas electorales.

«Nosotros necesitamos que el antiperonismo esté dividido. Cuando se juntan, estamos en un problema», admitió con franqueza un ministro bonaerense. La sentencia es clara y directa. En la misma sintonía, un dirigente alineado con Cristina Kirchner advirtió: «Es casi seguro que ellos van a ir juntos, o van a presentar la lista libertaria con algunos candidatos del PRO ahí adentro. Es necesario que el peronismo esté unido». La unidad, una vez más, se erige como la única tabla de salvación ante el avance de los adversarios.

El debate por el desdoblamiento y la sombra de Cristina

Desde la sede de la calle Matheu, hogar del PJ nacional, tomaron la nacionalización de la elección en la Ciudad como argumento predilecto para embestir, una vez más, contra el desdoblamiento electoral dispuesto por Kicillof. «Los provincialismos no funcionan. A un Gobierno salvaje no le podés dar pelea desde los distritos, no hay que balcanizar el peronismo. Hay que tener una voz muy fuerte para la elección», expresó sin ambages Teresa García, secretaria general del PJ, a Clarín. Y remató, contundente: «La voz que tiene que levantarse de acá a la elección es la de Cristina».

Mientras tanto, desde el gobierno provincial, buscaron bajar el tono de la preocupación. «Lo que pasa en la Ciudad no es extrapolable a la provincia de Buenos Aires. No tiene mucho que ver la representación política de los porteños y de los bonaerenses», intentó relativizar Carlos Bianco, ministro de Gobierno, en su habitual conferencia de prensa de los lunes. Otro integrante del Gabinete replicó en privado las críticas del kirchnerismo, apuntando a la agenda de la disputa: «Está fuera de discusión que en CABA y en Provincia nunca se habla de los barrenderos. Siempre es una elección con agenda nacional y vamos a dar esa pelea, con el contraste de la gestión en la Provincia y el trabajo territorial de los intendentes empujando desde abajo».

La eventual candidatura de Cristina Kirchner en los comicios de septiembre, compitiendo como legisladora por la Tercera Sección Electoral, se perfila como otro foco de debate interno. La ex presidenta ya hizo circular esa variante en una reunión con intendentes antes de que Kicillof confirmara el desdoblamiento. Teresa García, en declaraciones radiales, puso el tema nuevamente en la agenda el lunes: «Hasta ahora no ha habido una modificación». En la sede del PJ, justifican esta posibilidad con el argumento de que la primera elección, la provincial, tendrá un impacto directo en la nacional de octubre. «Hay que poner lo mejor y en la Tercera es ella», fundamentaron, sin eufemismos.

En La Plata, algunos creen que Cristina fogoneará esa opción hasta el cierre de listas, utilizándola como herramienta para condicionar las definiciones. Las miradas sobre la tensión que provocaría la confirmación de este escenario son diversas. Los intendentes del esquema de Kicillof más enfrentados a Máximo Kirchner hablan directamente de ruptura. «Axel desdobló para que el 7 de septiembre fuera su elección. ¿Eso se cumpliría si ella es candidata?», lanzó la pregunta retórica un jefe comunal de la Tercera Sección, dejando entrever el dilema.

Otros referentes del sector del gobernador se preparan para encarar las negociaciones con una actitud más conciliadora, incluso si la titular del PJ decide presentarse en el comicio provincial. «Va a depender de cómo se arme el resto de las listas. No creemos que ella termine decidiendo eso, pero no tendríamos problema», anticipó uno de los ministros, con la mirada puesta en la necesidad imperiosa de la unidad, más allá de las pujas y los resquemores. La presión es alta: «Va a ser muy fuerte la presión de que una ruptura y una derrota en la Provincia tiene mucho costo. Acá el que pierde 8 ó 9 puntos está liquidado».

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