Pero la cosa no quedó ahí. Viale, cual justiciero enmascarado, denunció la existencia de «sobres marrones» circulando en el submundo periodístico. ¿A quiénes se refería? Misterio. Lo que sí quedó claro es que él, cual caballero de la información pura y casta, jamás aceptó tales dádivas. «Yo me fui, ellos se quedaron», sentenció, dejando la duda flotando en el aire como el olor a asado un domingo a la tarde.
Y como si fuera poco, Viale también se despachó contra la clase política. Miguel Pichetto, acusado de ser un «eterno servidor del poder», y Alberto Fernández, quien recibió el «combo completo» de insultos (golpeador, fiestero, responsable de miles de muertes por la cuarentena… todo en un solo párrafo). En resumen: un descargo épico, con más tensión que un partido de Boca-River y más misterio que un capítulo de «Lost».
Viale versus el establishment periodístico y político: Un descargo con munición gruesa
Jonatan Viale, tras la controversia generada por la interrupción de Santiago Caputo a Javier Milei durante una entrevista, descargó su furia en TN. El periodista no solo se defendió de las críticas, sino que también lanzó acusaciones contra colegas y figuras políticas.
«Catadores de periodismo» y «sobres marrones»: la artillería pesada contra sus colegas
Viale apuntó directamente contra periodistas como María O’Donnell, Ernesto Tenembaum y Alejandro Bercovich, a quienes calificó despectivamente como «runfla de catadores de periodismo». Además, insinuó que algunos comunicadores, sin dar nombres, habrían recibido «sobres marrones» de la política a cambio de favores. Aseguró haberse negado a participar en este tipo de arreglos, diferenciándose de aquellos que «se llenaron de guita con sobres de la política». Incluyó en sus críticas a organizaciones como FOPEA, a la que acusó de ser parte de esta supuesta trama.
De Pichetto a Alberto Fernández: la furia se extiende a la política
La ira de Viale no se limitó al ámbito periodístico. El diputado Miguel Ángel Pichetto fue tildado de «político que vivió toda su vida al servicio del poder», acusándolo de haber «cuidado los fueros de Cristina». Por su parte, Alberto Fernández fue el blanco de ataques aún más duros. Viale lo llamó «golpeador y fiestero», lo acusó de haber convertido la Quinta de Olivos en «un cabaret» y lo responsabilizó por las muertes ocurridas durante la cuarentena, afirmando que el exmandatario «estaba feliz con su encuesta de mierda».