Javier Milei comenzó a capitalizar su aplastante triunfo electoral con un giro estratégico: construir una coalición amplia para impulsar reformas estructurales. A cinco días de las elecciones, se reunió con 20 de los 24 gobernadores del país, en un intento por instalar un nuevo clima de diálogo y cooperación institucional.
Un mensaje para todos los frentes
El encuentro tuvo lugar en Casa Rosada y reunió a mandatarios de distintas fuerzas políticas. La postal no fue casual: además de enviar señales al electorado y al llamado “círculo rojo”, también apuntó al escenario internacional. La revista británica The Economist analizó el impacto global del triunfo de Milei y destacó que su victoria “tiene repercusiones que van más allá del Río de la Plata”.
La cumbre fue también un mensaje claro al peronismo, especialmente al kirchnerismo. La participación de Sergio Ziliotto (La Pampa) y Gerardo Zamora (Santiago del Estero), hasta hace poco refractarios al programa libertario, fue leída como un signo de reconfiguración interna en el bloque opositor. El Senado podría dejar de ser un bastión kirchnerista si esta tendencia se consolida.
Consensos que se construyen sobre la necesidad
Durante la reunión se discutieron temas clave como el Presupuesto, las reformas tributaria y laboral, el Código Penal y la distribución de fondos. Milei se mostró dispuesto a negociar, en un tono menos confrontativo. Hubo elogios mutuos y reconocimiento al “equilibrio fiscal” de las provincias.
El “Presupuesto Base Cero” fue presentado como un esfuerzo compartido. Se avanzó también en el compromiso de revisar el reparto de impuestos como el de combustibles líquidos, y en comenzar a desactivar convenios laborales que, según el oficialismo, frenan el empleo formal.
Estuvieron presentes figuras clave del gabinete, desde Karina Milei y Luis Caputo, hasta Guillermo Francos y Manuel Adorni. La coreografía fue meticulosa, diseñada para mostrar fortaleza y unidad en esta nueva etapa de gobierno.
La encrucijada del peronismo
Mientras Milei teje acuerdos, el peronismo se encuentra en una situación crítica. La figura de Cristina Kirchner pierde peso, incluso en su territorio más fiel, la provincia de Buenos Aires. El partido enfrenta una definición trascendental: reinventarse o volverse irrelevante. Los movimientos de sus gobernadores en esta cumbre podrían ser el principio del fin para el liderazgo de la ex presidenta en el PJ.
Con 40 días por delante hasta el recambio legislativo y de gestión, el presidente apuesta a consolidar una mayoría de gobernabilidad. Lo logrado hasta ahora es una foto. Pero para Milei, esa imagen puede ser el prólogo de una era de reformas que, según sus propias palabras, buscan “normalizar una Argentina maniatada”.
A días de su contundente victoria electoral, Javier Milei comenzó a delinear una coalición política para impulsar sus reformas estructurales. En un gesto de apertura y búsqueda de consensos, se reunió con 20 de los 24 gobernadores del país. El encuentro marcó el inicio de una etapa de diálogo que podría reconfigurar el tablero político, debilitando al kirchnerismo y forzando al peronismo a repensar su rol. El presidente se mostró dispuesto a negociar con los jefes provinciales temas clave como el reparto de fondos, la reforma laboral y el Presupuesto.
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
Javier Milei comenzó a capitalizar su aplastante triunfo electoral con un giro estratégico: construir una coalición amplia para impulsar reformas estructurales. A cinco días de las elecciones, se reunió con 20 de los 24 gobernadores del país, en un intento por instalar un nuevo clima de diálogo y cooperación institucional.
Un mensaje para todos los frentes
El encuentro tuvo lugar en Casa Rosada y reunió a mandatarios de distintas fuerzas políticas. La postal no fue casual: además de enviar señales al electorado y al llamado “círculo rojo”, también apuntó al escenario internacional. La revista británica The Economist analizó el impacto global del triunfo de Milei y destacó que su victoria “tiene repercusiones que van más allá del Río de la Plata”.
La cumbre fue también un mensaje claro al peronismo, especialmente al kirchnerismo. La participación de Sergio Ziliotto (La Pampa) y Gerardo Zamora (Santiago del Estero), hasta hace poco refractarios al programa libertario, fue leída como un signo de reconfiguración interna en el bloque opositor. El Senado podría dejar de ser un bastión kirchnerista si esta tendencia se consolida.
Consensos que se construyen sobre la necesidad
Durante la reunión se discutieron temas clave como el Presupuesto, las reformas tributaria y laboral, el Código Penal y la distribución de fondos. Milei se mostró dispuesto a negociar, en un tono menos confrontativo. Hubo elogios mutuos y reconocimiento al “equilibrio fiscal” de las provincias.
El “Presupuesto Base Cero” fue presentado como un esfuerzo compartido. Se avanzó también en el compromiso de revisar el reparto de impuestos como el de combustibles líquidos, y en comenzar a desactivar convenios laborales que, según el oficialismo, frenan el empleo formal.
Estuvieron presentes figuras clave del gabinete, desde Karina Milei y Luis Caputo, hasta Guillermo Francos y Manuel Adorni. La coreografía fue meticulosa, diseñada para mostrar fortaleza y unidad en esta nueva etapa de gobierno.
La encrucijada del peronismo
Mientras Milei teje acuerdos, el peronismo se encuentra en una situación crítica. La figura de Cristina Kirchner pierde peso, incluso en su territorio más fiel, la provincia de Buenos Aires. El partido enfrenta una definición trascendental: reinventarse o volverse irrelevante. Los movimientos de sus gobernadores en esta cumbre podrían ser el principio del fin para el liderazgo de la ex presidenta en el PJ.
Con 40 días por delante hasta el recambio legislativo y de gestión, el presidente apuesta a consolidar una mayoría de gobernabilidad. Lo logrado hasta ahora es una foto. Pero para Milei, esa imagen puede ser el prólogo de una era de reformas que, según sus propias palabras, buscan “normalizar una Argentina maniatada”.
 
					
 
			 
                            
                            
                            
                         
                            
                            
                            
                         
                            
                            
                            
                         
		 
		 
		 
		 
		 
		